Hay temas que se ponen de moda. En la última década, todo el mundo parece hablar de la necesidad de propiciar el fortalecimiento de las instituciones del estado. Lo curioso es que, 10 años después de que el tema cobrara relevancia en la agenda nacional, sigamos reclamando lo mismo; clara evidencia de que ha tenido más importancia como tema de debate que como tarea práctica del estado.
Más allá del ejercicio retórico, el fortalecimiento institucional es una necesidad imperiosa de nuestra sociedad. Es hora de que la República Dominicana se recoja las mangas y ponga manos a la obra en el tema. El cambio de Gobierno presenta una ocasión propicia para gestionar el necesario cambio cultural. Delineemos una posible agenda.
Ninguna sociedad puede aspirar a un fortalecimiento institucional si no se practica, de manera colectiva, el apego irrestricto a las leyes. Y nadie tiene un mayor compromiso con el respeto a la ley que aquellos quienes las hacen, las promulgan y tienen la responsabilidad de hacerlas cumplir. Cuando se propicie un clima de legalidad en base al ejemplo, las instituciones empezarán su lento pero seguro trayecto hacia el adecentamiento.
Otro de los pilares del fortalecimiento institucional debe ser la eficiencia de la gestión pública. Para ello deberá trabajarse sin descanso en el mejoramiento de los procedimientos actuales de gestión y en la creación de nuevos y necesarios procesos que aprovechen los avances y herramientas que proveen las TICs, y la incorporación de sistemas de confiables de medición que contribuyan a mejorar la administración.
El estado debe procurar atraer recursos humanos competentes a la administración pública e impulsar su capacitación. El saneamiento de las instituciones es otro aspecto fundamental en su robustecimiento. En este mismo orden, se impone el cumplimiento de la Ley 41-08 de Función Pública.
El Fortalecimiento Institucional no es una tarea imposible ¡Manos a la obra, país!
