Por ejemplo, en mis experiencias de miembro activo del Movimiento Estudiantil de Concientización, recuerdo la importancia y preeminencia del mimeógrafo, esa suerte de imprenta sencilla y de bajo costo con la que los estudiantes universitarios (los de la UASD, por lo menos) producíamos volantes y folletos de animación, motivación o formación. Pero era un medio de trasmisión unidireccional de información.
Desde la aparición de las nuevas tecnologías y las redes sociales las cosas han cambiado mucho. Además de que hoy la comunicación es horizontal y bidireccional, los cientos de miles de jóvenes y adultos que las utilizan las portan consigo en todo momento, haciendo posible la sincronización y simultaneidad de respuestas y la convergencia de interpretaciones, sensaciones y formas de pensar.
Nunca como ahora ha existido una base material para la comunidad de sentido, de sentimientos y de voluntades en un plano global, a lo largo y ancho de la humanidad. Es esto lo que está cambiando realmente: hoy es más posible que nunca compartir ideales, sentimientos y vocación. Los jóvenes lo están experimentando y demostrando. Probablemente lo que más está haciendo falta es encontrar el “sentido común”, el Common Sense, tal como escribiera Thomas Paine, para unificar y poner en el mismo ritmo sensaciones nuevas, vocación de cambio y pensamiento.
Publicado en Santo Domingo, fecha 31 de agosto de 2011, ver publicación en Perspectiva Ciudadana