Con los acontecimientos políticos de la última semana parece que nos enrumbamos hacia un tiempo de cambios en los discursos y modos de expresión de la política. Independientemente de lo que hayan planeado los actores políticos, la convergencia de una coyuntura de renovación de los liderazgos con la ola creciente de movimientos sociales que cuestionan diversos aspectos de la agenda pública, así como el comportamiento de nuestras autoridades parece que reclamará a los liderazgos mayores capacidades de renovación, de comunicación con segmentos de la sociedad que hasta ahora se resignaban a la no participación y exigirá también mayor integración en sus discursos de reclamos y apelaciones que ordinariamente no habrían figurado en sus programas y ofertas.
La interactividad en tiempo real que las tecnologías de información y comunicación propician, el hecho de que más de un millón de dominicanas y dominicanos sean usuarios consistentes de las mismas, los nuevos modos de organización en red, que discuten y proponen en escalada las nuevas formas de interpretación de las realidades, todo eso va a tener impacto en la campaña política. Y la campaña política va a tener impacto en las formas y los contenidos de los nuevos movimientos sociales.
Tiempo de cambios. La profundidad que alcancen dichos cambios dependerá mucho de cómo los liderazgos políticos formales asuman la conexión e interacción con los nuevos movimientos sociales. Pero también de la capacidad de éstos de influir en la configuración de la agenda pública, de su capacidad de generar dirección intelectual y moral.
Los retos que plantea a liderazgos políticos y sociales el porvenir inmediato son enormes y trascendentes. La previsión de lo que puede que suceda hasta ahora favorece la tendencia al cambio. Hay que observar si finalmente esta tendencia predomina o volveremos a la frustración y el estancamiento.
Publicado en Santo Domingo, fecha 20 de abril de 2011, ver publicación en Perspectiva Ciudadana
henry@henrymolina.com