Para el correcto funcionamiento de un Estado, “corregir lo que está mal” debe ser una práctica constante y diligente en todas sus instancias.
La administración de la Justicia debe tener prioridad en cualquier lista que procure corregir deficiencias. Pero “corregir lo que está mal” tiene una misión inherente que no se limita a una evaluación del estado actual de las cosas para identificar fallas.
La responsabilidad correctiva implica una actitud vigilante contra los riesgos que amenazan la justicia especialmente cuando los mismos están frescos en nuestra memoria.
En su libro “La vida de la Razón”, el filósofo español Jorge Santayana escribió: “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.
En el período de Gobierno 2000-2004, la Justicia en República Dominicana vivió un negro capítulo plagado de desatinos y vergüenzas que estamos obligados a recordar, so pena de que la desidia nos condene a repetirlos.
El escándalo de los indultos masivos, el fallo en asignar los fondos a la reforma procesal penal, el fallo en implementar la Carrera del Ministerio Público, a pesar de la promulgación de la ley, y la adulteración de la Reforma Policial con la promulgación de una Ley Regresiva para la Policía Nacional, son sólo algunos ejemplos de los desaciertos de la Justicia en la administración de Hipólito Mejía.
Sólo enfrentando los riesgos que amenazan nuestra justicia defenderemos la igualdad y la libertad que hemos logrado y estaremos en condiciones de hacer lo que nunca se hizo con Danilo Medina a la cabeza.
Publicado en Santo Domingo, en fecha 22 de marzo 2012, ver publicación en el Periódico El Día