El Congreso de la República tiene una misión muy importante en el establecimiento de un estado de derecho y en el funcionamiento de la democracia. Le corresponde, a través de su función de emitir las leyes, reglamentos y resoluciones, decidir e indicar, en nombre de toda la sociedad, cómo es que se debe gobernar. Las leyes dan el marco de intención, cobertura, procedimientos y medios para el ejercicio del poder del Estado, que a su vez tiene que ordenar y garantizar el funcionamiento de la sociedad de la que es expresión y a la que le sirve.
La misión del Congreso no se limita a decidir cómo debe actuar el Estado frente a cada asunto relevante para la sociedad, sino que además debe verificar que las cosas se están haciendo como deben hacerse, cumpliendo el mandato y el espíritu de la Ley, y si se están obteniendo los resultados esperados. Esto es lo que se denomina balance y contrapeso. Para ejercerlo, el Congreso se dota de comisiones permanentes, especiales y puede formar ad hoc cuantas crea convenientes, una de cuyas funciones es determinar si los órganos del Poder Ejecutivo están cumpliendo con el mandato legal, con las normas y reglas para el ejercicio de las funciones de gobierno.
Tenemos nuevos legisladores, recién instalados. Que tienen la ventaja de la estabilidad, pues hasta el 16 de agosto de 2016 estarán los congresistas en sus cargos. Tienen la gran oportunidad de ejercer con efectividad sus funciones de determinar cómo debemos ser gobernados y verificar constantemente, mediante el balance y contrapeso ejercido desde las comisiones, si efectivamente los entes de gobierno están cumpliendo con lo que se requiere y se espera de ellas. Ojalá nuestros legisladores no sigan abdicando de ese poder constitucional que hasta ahora ha sido ejercido muy deficientemente.
Publicada en Santo Domingo, fecha 25 de agosto de 2010, ver publicación en Perspectiva Ciudadana
