La Constitución nos protege, además nos faculta y nos hace beneficiarios de toda la bondad de la República. Pero también trae consigo la responsabilidad superior de ser justos y de serlo con los hechos.
El Derecho como sistema es el mayor instrumento de defensa de las libertades que puedan haber diseñado y desarrollado los seres humanos. Es la fuente y el marco de intercambio que permite perfeccionar la vida en sociedad. Hablamos del día a día de su nueva vida. Porque, como escribió Albert Camus: “si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo.”
El gran jurista uruguayo Eduardo Couture lo expone de la mejor manera en su libro “Los Mandamientos del Abogado”. La sabiduría de estas breves palabras lo convierte en un decálogo que todos debemos atesorar y ejecutar en nuestra práctica diaria.
El primer mandamiento de Couture es Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.
2º Piensa. El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
3º Trabaja. La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
4º Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho; pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la justicia, lucha por la justicia.
5º Sé leal. Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que no es digno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices.
6º Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
7º Ten paciencia. El tiempo toma venganza de las cosas que se hacen sin su colaboración.
8º Ten fe. Ten fe en el Derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del Derecho; en la paz, como sustituto bondadoso de la justicia; y sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual no hay Derecho, ni justicia, ni paz.
9º Olvida. La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
10º Ama tu profesión. Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.
Abrazar con esmero el conocimiento y estudio de las fuentes del Derecho, cumplir con la Constitución, y actuar al amparo de las leyes, se convierte entonces en servicio a la convivencia: la razón fundamental del Estado.