Las noticias sobre el impacto de la crisis financiera global en la generación de déficit público en diversos países son constantes en los periódicos nacionales e internacionales: Estados Unidos, Gran Bretaña, España, entre otros, atraviesan por difíciles períodos de discusión y definición de sus estrategias para confrontar los déficits y relanzar sus economías. Hasta países que han salido muy bien librados de dichas crisis, como Alemania, encaran duros programas de ajuste para equilibrar sus ingresos y gastos y encender la dinámica de crecimiento económico nuevamente. Ni que decir de Grecia y Hungría, cuyas crisis han estado al borde de comprometer la moneda única europea.
Esta referencia se hace no con el objeto de minimizar la seriedad del proceso de ajuste fiscal que requiere la administración pública dominicana, sino para que observemos que los problemas que nos afectan tienen un carácter global. Prestigiosos economistas se pronuncian constantemente sobre estos temas.
Nuestros legisladores, que en pocas semanas iniciarán procesos de discusión y consulta pública sobre el presupuesto del sector público, que de seguro traerá adheridas medidas tributarias y de reasignación del gasto público, quizás deberían tomar la iniciativa, en ambas cámaras, de organizar consultas con economistas y académicos que han estado opinando sobre el tema del presupuesto, el déficit, la asignación del gasto y las medidas para salir de nuestra actual situación de riesgo.
Un proceso de consulta “académica” con gente versada en todos estos asuntos podría parecer tedioso para nuestros legisladores, pero si el mismo es concebido y diseñado de la manera adecuada en realidad sería una contribución enorme para que la responsabilidad que caerá sobre sus hombros en breve plazo—decidir sobre las estrategias de solución de los problemas actuales y del futuro inmediato—sea acometida en mejores condiciones para su adecuado desempeño.
Publicado en Santo Domingo, en fecha 29 de septiembre de 2010, ver publicación en Perspectiva Ciudadana
