Cómo vivir la política..

14 de septiembre de 2008

He pensado mucho en la política a lo largo de mi vida. En estos días ha llegado a mi mente un fragmento de las memorias políticas de Mario Vargas Llosa: "El pez en el agua", que tuve la oportunidad de leer en el año 1993 cuando se publicaron. Es a partir de esta lectura que tomo prestadas sus reflexiones para hacer las mías.

Confieso que he tenido emocionalmente distintas aproximaciones a la política. Conversando con mi papá siempre me expresaba que la política era "arte y técnica".  Para él es arte en la medida en que sólo se enfocaba en como seducir, conquistar y apasionar para obtener poder; y  es técnica  cuando trata de dar soluciones a los problemas que se le presenta con sustento. Pero que le molestaba enormemente que se hubiese convertido sólo en arte.  Para él eso desnaturalizaba, porque se requería de los dos elementos para hacer política.

Esto me lleva a pensar cómo quiero vivir la política.  Desde las perspectivas,  ética de una coherencia entre la idea del deber ser y la praxis de la realidad,  en la que se estudia se piensa, se dialoga, se debate,  se  estructura un discurso,  se escribe y se trata de implementar desde un conjunto de principios que se sustentan en ideas y valores de la sociedad que soñamos y quisiéramos construir basada en la justicia social, las solidaridad y la honestidad.

Pero esto choca directamente con lo que Vargas Llosa  llama, cito:

"La política real, que está hecha casi exclusivamente de maniobras, intrigas, conspiraciones,
pactos, paranoias, traiciones, mucho cálculo, no poco cinismo y toda clase de malabares. Porque al político profesional, sea de centro, de izquierda o de derecha, lo que en verdad lo moviliza, excita y mantiene en actividad es el poder, llegar a él, quedarse en él o volver ocuparlo cuanto antes".  "Hay excepciones, desde luego, pero son eso: excepciones. Muchos políticos empiezan animados por sentimientos altruistas —cambiar la sociedad, conseguir  la justicia, impulsar el desarrollo, moralizar la vida pública—, pero, en esa práctica menuda y pedestre que es la política diaria, esos hermosos objetivos van dejando de serlo, se vuelven meros  tópicos de discursos y declaraciones —de esa persona pública que adquieren y que termina por volverlos casi indiferenciables— y, al final, lo que prevalece en ellos es el apetito crudo y a veces inconmensurable de poder. Quien no es capaz de sentir esa atracción obsesiva, casi física, por el poder, difícilmente llega a ser un político exitoso".

Muchos ven la política como un negocio que les permite tener posesiones y monedas,. Yo lo veo como la satisfacción que me puede producir todo el bien que podría hacer desde la política. Este es mi gran reto,:  vivir la política desde un conjunto de principios y valores, que irradien de manera coherente la práctica del día a día que me toca vivir. La política sólo tiene sentido si con ella se logra la justicia social y el bien común. Le pido a Dios que me permita  trabajar para que así sea. Escribo esta reflexión personal para que no se me olvide y aquí vuelvo a traer como referente a mi papá que me ha dado el ejemplo de vivir en coherencia entre sus ideas y su actuar.

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