Es tiempo de valorar realmente la importancia de lo común, de pensar más allá de nosotros mismos. Y de ayudarnos unos con otros. Nunca la humanidad necesitó como ahora el conocimiento compartido. La tecnología no es más que la síntesis de la habilidad y la inteligencia humana y hoy están a nuestro servicio para la sobrevivencia de buena parte de la especie. Pero también para posibilitar, en el menor tiempo posible, que los servicios se mantengan de manera regular.
Estamos trabajando para brindar el servicio de manera digital ante esta situación de emergencia. Que jueces, juezas y servidores puedan continuar entregando servicios de forma remota y normalizándolos a medida que luchamos unidos por contener la curva de contagio del Covid-19.
Pasar de la emergencia a la normalización de toda la operatividad del Poder Judicial de manera efectiva y rápida. Nuestra prioridad es actuar protegiendo a servidores, juezas, jueces y usuarios, cuidar su salud.
El rol de la tecnología ya está en marcha, con la puesta en funcionamiento de la Oficina de Atención Permanente Virtual. La pasada semana hubo varias audiencias en distintos puntos del país. Puedo citar ejemplos exitosos en los tribunales de San Francisco de Macorís, María Trinidad Sánchez, Samaná, La Vega, Monseñor Nouel, San Juan y el Seibo. Se están tomando las medidas necesarias para que los procesos puedan darse de manera digital, protegiendo debidamente los derechos de las partes vía digital.
Del mismo modo, la Escuela Nacional de la Judicatura, y otras áreas, han iniciado trabajos para que usuarios, usuarias, juezas, jueces y servidores puedan comprender en detalle el funcionamiento de las audiencias digitales. Todas las áreas de soporte administrativo han trabajado de manera efectiva desde sus casas.
He sostenido reuniones en línea con los presidentes coordinadores de los departamentos judiciales, los intercambios han sido positivos y fructíferos. Los avances de los trabajos son notables. Hay mucho compromiso y buen ánimo. Durante la semana también pude tener reuniones virtuales con el Consejo del Poder Judicial, la Defensoría Pública, la Jurisdicción Inmobiliaria, constatando que a medida que avanzamos en esta situación, se ha puesto en marcha una serie de medidas para acelerar la digitalización y poder estar a la altura de la demanda y exigencias surgidas.
El personal que colabora para hacer posible el servicio de justicia es lo más importante. Y trabajamos para facilitar que puedan ejercer su función a distancia y que puedan mantener su salud física y emocional para continuar sirviendo en condiciones de bienestar. Esa es también una prioridad de suma importancia para el Consejo del Poder Judicial.
Cada una y cada uno de nosotros tiene una gran responsabilidad en sus manos. Acoger los llamados de los organismos de salud oficiales, nacionales e internacionales. Lavarnos las manos constantemente. No tocar a nuestro alrededor si tenemos que salir y si salimos, hacerlo con las precauciones de lugar. No llevarnos las manos a la cara. Higienizar bien nuestros hogares. Cuando hacemos esto, nos protegemos y protegemos al resto del contagio. Estamos salvando vidas, así de sencillo. Y estamos evitando el colapso de los sistemas de asistencia.
En los momentos más difíciles, la humanidad se crece y hace suyas las herramientas para sobrevivir y adaptarse. Siempre queda la ganancia de los aprendizajes y la posibilidad de convertir la contingencia en ventaja de futuro. Hoy vivimos momentos oscuros y nuestra fuerza debe ser el resultado de una evaluación de nuestras condiciones reales ante la adversidad. Pero, sobre todo, de la posibilidad de movernos rápido y cambiar hacia lo que el difícil momento demanda. Dar respuestas a las usuarias y usuarios ante momentos de incertidumbre generalizada no es una opción, sino una necesidad para quienes estamos al frente de instituciones e instancias estatales.
Estoy seguro de que todos, confiando en Dios, volveremos a nuestros trabajos con mayor entusiasmo y ganas de vivir.