Valores: profundas convicciones que nos definen

24 de agosto de 2019

Hace unos años conocí a un Embajador del Japón que me habló de los valores que han hecho a su país avanzar y desarrollarse. Particularmente pienso que esas ideas ayudan a avanzar a cualquiera que los incorpore no sólo en el Derecho, sino en cualquier escenario, por eso, los comparto con ustedes:

La palabra: En Japón la palabra es un asunto de honor y la gente no necesita mostrar su identificación en el banco. Es importante, la certeza de que usted pone su nombre en lo que dice. Nuestra palabra es todo lo que tenemos para relacionarnos, para sostener confianza. Por eso es importante dar valor a la palabra. Si la gente no puede creer en lo que usted dice, eso habla de su valía como persona.

La puntualidad: el tiempo es caro para todo el mundo y considerar el tiempo de los demás es señal de respeto. Sin respeto no hay comunicación posible.

La consistencia: Sin consistencia no existe posibilidad de avance. Las metas no siempre se alcanzan, pero ese camino difícil es provechoso para nuestras vidas mientras vamos avanzando en la búsqueda de esa meta.

Compartir conocimiento: es otra máxima que amplía el impacto de lo que hacemos. El conocimiento que se comparte construye lazos, brinda herramientas al resto, concreta nuevas realidades. Y se trata de eso, de poder entusiasmar al resto de lo que es útil, posible y necesario para hacer las cosas de un mejor modo. Es el deber que tenemos todos.

Un ejemplo de que el conocimiento se comparte y se construye lo fue el jurista y ciudadano dominicano Rafael Justino Castillo Contín.  Abogado y doctrinario que fue dos veces presidente de la Suprema Corte de Justicia.

Su paso por la historia dejó muchos aportes. Sustentó las ideas más democráticas sobre el Derecho, promoviendo la abolición de la pena de muerte en nuestro país, durante el siglo XIX; fue “el dominicano más competente en materia jurídico-constitucional” de su época.

Propagó las doctrinas liberales y constitucionales de su maestro Eugenio María de Hostos. Además, fue escritor de literatura. Vetilio Alfau Durán escribió que Justino Castillo “sirvió a la República en las tres funciones del Estado de manera idónea y en perfecta armonía con la ejemplaridad de su conducta.”

Como el mismo Rafael Justino Castillo escribió: “¡Que cada uno se proponga ser un ciudadano completo, por el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes de tal, y lo será! Por ahí se llega a lo ideal (…). El todo sufrirá la influencia de esos esfuerzos individuales, que no serán aislados por mucho tiempo, pues la demostración práctica de la posibilidad y la utilidad del ejercicio del Derecho no tardará en producir, como ejemplo fecundo, reacciones útiles. No tardará en comprenderse tampoco que todos somos solidarios en cuanto miembros de la sociedad, y que a todos importa que el Derecho de cada uno sea respetado, e incumbe el hacer efectivo ese respeto. Una vez en esa vía, el retroceso es imposible.”

Que nos sirva este jurista de ejemplo para que seamos solidarios y generosos compartiendo los conocimientos adquiridos, que aprendamos de la cultura milenaria del Japón para que seamos uno solo con nuestra palabra, que respetemos a los demás siendo puntuales en nuestros compromisos, que seamos consistentes actuando con firmeza y consecuentes con nuestros propósitos. Esto hará de nosotros personas íntegras, creíbles y confiables.

 

 

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