No será la primera vez que en esta columna nos hemos referido a la necesidad de lanzar una estrategia integral para fomentar y apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas. Este ha sido un punto en el que convergen casi todos los puntos de vista en lo que se refiere a medidas que generarían un incremento significativo de la oferta de empleos y de las condiciones generales de vida de los dominicanos.
La experiencia en naciones que han logrado un salto cualitativo y cuantitativo en el acceso de su población al denominado empleo decente o empleo digno refuerza la convicción de que hay que fortalecer a estos agentes económicos si se quiere superar la lucha contra la pobreza y emprender el camino del desarrollo.
Se conoce que la afluencia de crédito es una condición imprescindible para que las pymes se estabilicen, crezcan y se expandan, con el beneficio de un impacto en la distribución de la renta como un adicional al empleo generado.
Pero también se dispone de suficiente información sobre el positivo efecto que tiene la capacitación de recursos humanos especialmente dirigidos a cubrir las necesidades del sector. Acompaña a estas dos medidas proveer de facilidades para el acceso a tecnología y, además, crear facilidades logísticas y de economía de escala tanto a través de la promoción de cadenas productivas o clústeres como por la creación de parques o emplazamientos privilegiados.
Esas, entre otras, son estrategias que han demostrado eficacia en la promoción de las pymes y por lo tanto del empleo, la equidad en el ingreso y mayores niveles de bienestar para la población. Probablemente, para tener la necesaria política en este aspecto, solo haga falta integrar las partes, los enfoques y propuestas, asignar la responsabilidad por la gestión de un programa nacional y entregar los recursos suficientes.
Publicado en Santo Domingo,
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