El año que termina ha sido uno de los más difíciles de nuestra existencia. Alteró planes, interrumpió procesos, modificó la forma en que hacíamos nuestro trabajo obligándonos a resistir y a estar lejos de nuestras personas queridas. Hacía mucho tiempo que la humanidad no vivía momentos tan complejos.
Con más cuidado y precaución, con más capacidad de adaptación, hemos ido aprendiendo a convivir con el peligro y respondiendo a las demandas del sistema de justicia. Claro que persistieron los problemas, las quejas y las reacciones a los cambios. Tuvimos que asegurar la tutela judicial efectiva en condiciones precarias y preservar la salud del personal y de los actuantes en justicia. Ninguna institución estaba preparada para la situación.
A pesar de todos los retos y problemas ha sido un año con grandes logros y realizaciones. Avanzamos y nos organizamos para responder a la situación de contingencia y nuestro trabajo dio frutos. El próximo 7 de enero hablaré de estos en el tradicional acto de celebración del Día del Poder Judicial.
El año que comienza promete muchos desafíos. Nuestro trabajo para mejorar la Justicia tiene en el centro profundizar la independencia, mejorar la calidad y continuar los esfuerzos por fortalecer el sistema de integridad de la Justicia dominicana. Para que juntos, juezas, jueces y servidores judiciales sigamos llevando adelante un servicio de justicia digno y acorde a las demandas y necesidades de nuestro país.
Deseo a todas y todos un venturoso 2021. Que la felicidad se imponga a la dificultad y que podamos encontrar caminos para asegurar nuestras condiciones al margen de la difícil situación. Que traiga aceptación y resistencia para continuar cuidando la salud. Y que con ella podamos superar las dificultades y lograr nuestras metas planificadas por una mejor Justicia para nuestro país.
¡Feliz año nuevo y salud!
