Tendencias internacionales en la Justicia

8 de agosto de 2020

“El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado”. Son palabras de Couture en uno de sus “Mandamientos del abogado”. Pero además son una realidad latente en el diario vivir de cualquiera que ejerza la profesión jurídica. Todos los días cambian los sistemas, ya sea por las modificaciones de los marcos normativos, por decisiones administrativas o por sentencias. También porque se transforma el tejido de relaciones que componen las instituciones. El mundo entero asiste a una transformación de los paradigmas con que operan tanto las personas como los mercados, las empresas y el Estado. Y el pulso por actualizar la sociedad lleva consigo, por distintas motivaciones, la natural resistencia. Pero en el caso de la Justicia, las tendencias han sido marcadas por consensos regionales y planetarios que siguen el curso de una necesidad: superar los peligros de la obsolescencia y responder a las necesidades de integridad, transparencia y aprovechar la tecnología y sus ventajas para fortalecer la tarea de proteger y reivindicar derechos en sus distintas dimensiones. 

El reporte del Centro de Estudios de Justicia de las Américas sobre el estado de las administraciones de justicia en América Latina bajo el Covid19 reúne las experiencias y medidas adoptadas por quince países de la región, analizando el uso de las tecnologías de la información y comunicaciones en los procesos judiciales y el modo en que han actuado los poderes judiciales. Los casos observados son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y República Dominicana. Trece de estos tuvieron que atravesar por alteraciones del servicio, en ocho se reprogramaron audiencias y solo dos países mantuvieron los servicios presenciales.  

Suspensión de los servicios normales, suspensión de plazos, atención limitada a causas urgentes, teletrabajo, horarios especiales presenciales y semipresenciales en algunas localidades, suspensión de audiencias, reprogramaciones, asignación de turnos, realización de audiencias por escrito y virtuales. través de distintas formas, protocolos y mecanismos cada institución ha definido de manera legitima el modo de abordar y responder a las necesidades del sector justicia y de la sociedad.  

Amparo, Habeas corpus, violencia de género y medidas de coerción han sido los tipos de procesos más comunes. El Salvador, Guatemala, Nicaragua y el Paraguay, por diversas razones, no implementaron tecnología para la realización de audiencias, aunque si tomaron medidas. En su mayoría los países se vieron obligados a suspender las labores y los plazos en lo que preparaban las estructuras y el personal para operar sin poner en extremo riesgo a los jueces, juezas, servidores y actuantes en justicia. Pero más allá de la pandemia, las tendencias internacionales en materia de Justicia indican una potenciación del uso de las tecnologías, sea a través de plataformas comerciales o con softwares especializados. Ante la necesidad de adecuar la institucionalidad judicial y su funcionamiento, distintos foros discuten las mejores vías y lo sucedido en marzo, a nivel planetario, no ha hecho más que acelerar el ritmo.  

Es hora de alzar la voz en la región por fortalecer los horizontes y herramientas de capacitación para la transformación digital, la incorporación de dispositivos y metodologías que mejoren los indicadores y aprovechen las ventajas de la automatización. Herramientas que puedan cimentar un ejercicio del Derecho acorde a la realidad post-pandemia.  

No cabe duda de que, pesar de las limitaciones técnicas, la contingencia posibilita una mayor apertura de todos los actores del sistema a las vías tecnológicasAportando así a lo que ya se perfilaba en todos los foros internacionales sobre Justicia: una transformación regional que permita a los poderes judiciales cumplir su función de manera oportuna y eficiente. Y es que la tecnología ya no es simplemente una opción en sociedades conectadas. En el marco del desarrollo democrático y la configuración hiper-digitalizada de las relaciones humanas del futuro cercano, con ciudadanías exigentes e informadas, la Justicia deberá transformarse o su obsolescencia pondrá en peligro la convivencia. 

 

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