Templanza, paciencia y diálogo 

27 de junio de 2020

El Poder Judicial es una relación de personas, funciones, servicios y espacios institucionales que se unen en la tarea de servir a la sociedad dominicana para la protección de derechos y la resolución de conflictos. Una labor que se hace en nombre de la República y que amerita un gran compromiso. 

La ruta emprendida hace un año ha supuesto una readecuación de muchas formas y mecanismos de trabajo y la consagración diaria a la construcción y aplicación de un plan para la transformación del sistema de justicia. Tras la pandemia, la necesidad de facilitar el acceso a la Justicia reduciendo riesgos de contagio, acelera los pasos hacia la apertura gradual del Servicio de Justicia: una herramienta de enlace digital que dispone la posibilidad de llevar procesos virtualmente. 

Procedimientos reunidos en protocolos y pautas para la acción, se cuenta con los aspectos para el cuidado de la salud y el trabajo en condiciones adecuadas. Se han tomado medidas para fortalecer la respuesta ante el riesgo y continuar llevando adelante los planes, con una ética común basada en el avance paulatino y la revisión constante. La implementación de estos planes supone comprender la situación en que se encuentra cada actor y auxiliar del sistema y el establecimiento de mecanismos que le permitan mejorar sus perspectivas. 

Somos conscientes del sacrificio que conlleva para todas y todos, tanto internamente como para los y las actuantes en justicia. Nuevos aprendizajes, un cambio de cultura y mentalidad que no puede ser obviado, y que contará con las vías adecuadas para minimizar posibles impactos negativos. Administrar justicia en esta modalidad conlleva más que gestionar procesos y emitir sentencias. La transformación en marcha es un reto para el sector justicia en general. El rol de quienes operamos el sistema debe ser colaborativo, abierto y dispuesto a mejorar: en revisión constante. Sobre todo, capaz de responder a las necesidades y exigencias de los usuarios del sistema.  

Como una respuesta contingente, la fase intermedia abre el próximo 1ro de julio y con esta, una ruta de perfeccionamiento e intercambio. Debemos tener la humildad suficiente para aceptar que puede haber diferencias, resistencias y posibles problemas. Y tratar de que los mismos sean canalizados del modo más adecuado, sin vulnerar a la justicia y su rol. El Servicio Judicial es una herramienta y una vía para aumentar la capacidad de acción e implica ser más flexibles.  

La transformación iniciada impulsará mayor transparencia, rapidez y eficiencia. Tiende a unificar criterios, enfrentar los límites y facilitar el acceso. Las perspectivas cambiaron. El Derecho y la Justicia tienen hoy la necesidad y el deber de asistirse de herramientas de otras disciplinas y materias.Una justicia proba, eficiente y con herramientas potenciadas para satisfacer su mandato constitucional es lo que buscamos. Esto es una construcción compartida y requiere templanza, paciencia y diálogo. 

Será difícil. Hoy no hay verdades firmes y todos los días nos enfrentamos a un mundo más volátil. Por eso debemos mantenernos unidos en la esperanza y la acción, con la fe puesta en que todo esto nos hará mejores. Tenemos la necesidad y el compromiso de responder a la falta de información y certezas. Reducir el miedo, aumentar la racionalidad e imprimir vigor en la tarea de escuchar los reclamos de los usuarios y usuarias. Hacernos todas y todos parte de esta transformación que apenas comienza. Solo así tendrá sustento la Visión de una Justicia oportuna, capaz de responder a las demandas y requerimientos de sus usuarios y de la sociedad. 

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