Palabras de apertura de la Segunda Conferencia Internacional de Comunicación Judicial:
La justicia en línea y la inteligencia artificial.
Apertura
La comunicación judicial es un deber ético.
La ciudadanía merece decisiones justas,
y explicaciones claras.
Porque,
un Poder Judicial
que no comunica lo que hace,
no genera confianza.
Salutaciones
Muy buenos días a todas y todos.
Permítanme extender
un saludo fraterno y respetuoso
a todas las juezas y todos los jueces
del Poder Judicial.
De manera especial a mis compañeras y compañeros
de la Suprema Corte de Justicia;
y, muy particularmente,
al Magistrado Francisco Antonio Ortega
director nacional de la Cátedra Justicia
y Comunicación Adriano Miguel Tejada
de la Escuela Nacional de la Judicatura
Y a su director internacional Juan Luis Cebrián,
fundador del diario El País.
A Persio Maldonado, presidente de la Sociedad
Dominicana de Diarios
José Roberto Dutriz, Expresidente de la Sociedad
Interamericana de Prensa
Angel Brito, director de la Escuela Nacional
de la judicatura
a los periodistas, comunicadores,
académicos y servidores judiciales
aquí presentes.
Agradezco a nuestras invitadas e invitados
Nacionales e internacionales,
quienes hoy nos enriquecen
con sus experiencias en
comunicación judicial,
justicia abierta,
innovación y lenguaje claro.
Introducción
Hablar de comunicación judicial
es hablar de democracia:
del derecho de cada persona
a comprender el sistema de justicia
que la protege,
y del deber del Estado
de explicarlo con claridad,
sin tecnicismos que excluyan,
sin barreras que distancien.
La Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE)
señala en su informe más reciente
sobre justicia centrada en las personas,
que “un sistema judicial
es realmente efectivo
cuando está diseñado
desde las necesidades de las personas,
no desde la lógica de las instituciones”.
Vivimos un tiempo de aceleración,
ruido informativo y altas demandas sociales.
En ese contexto,
comunicar bien es parte del servicio de justicia.
Porque,
una justicia que no se entiende, no resuelve,
mientras que una justicia que se explica con rigor
y humanidad fortalece la confianza pública.
1. La comunicación judicial es una responsabilidad ética.
La comunicación judicial es una responsabilidad
ética y democrática.
No es secundaria ni decorativa;
forma parte del deber de integridad
que exige nuestro Código de Comportamiento Ético.
Explicar lo que hacemos
es respetar a quien servimos.
Como recuerda Santiago Muñoz Machado
en la Guía Panhispánica de Lenguaje Claro:
“el lenguaje claro
es un derecho democrático,
porque sin comprensión
no hay ciudadanía plena”.
2. La transparencia es un medio.
La transparencia es un medio;
la confianza es el fin.
Publicar datos no basta.
La ciudadanía necesita
entender el porqué de las decisiones
y el sentido de las reformas.
Porque la accesibilidad
no depende solo de infraestructura,
sino de información clara.
3. La comunicación judicial como puente.
La comunicación judicial
es el puente entre eficiencia y reflexión.
La sociedad exige inmediatez;
la justicia exige rigor.
La comunicación
traduce la complejidad del derecho
en guías de conducta entendibles,
sin sacrificar su profundidad.
Por eso los jueces
somos los mediadores
entre la exigencia conceptual
y la responsabilidad de moldear
la conducta de las personas.
4. La comunicación repara y previene.
La comunicación
repara y previene:
repara la confusión
y previene rumores.
Protege el debido proceso,
combate la desinformación
y evita que se tergiverse una decisión.
Una justicia
orientada a las personas
no espera a que el conflicto estalle:
informa antes, guía antes y orienta antes.
Por eso la comunicación judicial
es también una defensa democrática
y del Estado de Derecho.
5. La justicia del futuro se construye con coherencia institucional.
El Poder Judicial dominicano
está inmerso en una reforma profunda,
participativa y sostenible,
impulsada por juezas, jueces,
servidores judiciales y ciudadanía.
Lo que antes era futuro
hoy es presente:
el Portal de Acceso Digital,
la Juriteca, la firma electrónica,
la interoperabilidad,
y el logro histórico del 80% de los tribunales al día.
Hace 6 años era imposible,
siquiera imaginar
eliminar la mora estructural
en la Suprema Corte de Justicia.
Lo que parecía imposible se logró.
Estos avances demuestran
que la mora es un desafío que se puede vencer,
con liderazgo, ética, datos y seguimiento continuo.
El Plan Justicia del Futuro 2034
traza un destino claro:
una justicia accesible, transparente y
centrada en las personas.
Comunicar bien esta transformación
es también, parte de hacer lo imposible:
convertir la justicia
en un servicio claro, cercano y
comprensible para todos.
6. Aliados estratégicos que acompañen esta transformación.
Los medios de comunicación y
cada uno de los profesionales que los conforman
son imprescindibles
para que los procesos se comprendan y
para tender puentes con la sociedad a la que servimos.
Estas jornadas son también
una forma de honrar esa alianza
que nos une en el compromiso
de construir una sociedad más justa.
Conclusión
La justicia del futuro
no la estamos esperando:
la estamos construyendo.
Con innovación, con decisiones firmes
y basadas datos, con ética, con apertura,
con lenguaje claro y con una comunicación
que fortalece la confianza pública.
Porque
cuando la justicia se comunica bien,
la democracia respira mejor.
Gracias a todos los que hacen posible
que nuestra labor llegue y se comprenda.
Que esta
segunda conferencia internacional
sobre comunicación judicial
renueve en nosotros el compromiso
de comunicar con ética y claridad,
de servir con transparencia
y de seguir construyendo,
una justicia más humana,
más cercana y accesible
para todas las personas.
Muchas gracias.


