En las últimas semanas hemos visitado tanto la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña como el Instituto OMG y ha sido un placer intercambiar ideas con los estudiantes que se forman en estos centros de referencia, para convertirse en los profesionales del derecho del futuro.
Estos conversatorios me han llevado a recordar la relevancia de la obra de Richard Susskind a la hora de plantear los retos de las carreras de derecho ante la transformación digital.
Susskind, quien ha intervenido repetidas veces en espacios de diálogo promovidos por Poder Judicial dominicano,[a] es uno de los más influyentes pensadores en el ámbito de la tecnología legal y el futuro de la profesión jurídica.
Profesor, autor y asesor tecnológico, ha dedicado décadas a analizar cómo la innovación tecnológica transformará la forma en que se administran los sistemas legales y los roles que juegan los abogados en estos procesos. Su carrera ha estado marcada por su rol como asesor del Lord Chief Justice de Inglaterra y Gales, y ha publicado numerosos libros sobre el tema, entre los que destacan The End of Lawyers? (2008) y Tomorrow’s Lawyers (2013), que analizan de forma profunda la evolución de la abogacía frente a los avances tecnológicos.
Si la examinamos, la evolución en su pensamiento es clara: mientras que en The End of Lawyers? predominan el escepticismo y las advertencias sobre el impacto de la tecnología, en Tomorrow’s Lawyers el autor ve la tecnología como una herramienta que puede mejorar la eficiencia y el acceso a la justicia. Esta transición refleja no solo su confianza creciente en la capacidad de adaptación de la profesión, sino también el ritmo acelerado de adopción de tecnologías en los tribunales y bufetes de todo el mundo.
Susskind resalta que, si bien muchas de las funciones tradicionales desaparecerán, surgirán nuevas oportunidades para aquellos que adopten la tecnología. Habla de roles como "ingenieros de conocimiento legal" o especialistas en la gestión de proyectos legales, que permitirán a los abogados ser más estratégicos en la entrega de sus servicios.
Susskind también ha liderado el concepto de los "tribunales en línea", donde sostiene que muchas disputas se resolverán de manera más eficiente fuera de los tribunales físicos, utilizando plataformas digitales.
Explica que los tribunales del futuro no dependerán de audiencias presenciales, sino de mecanismos asíncronos en los que las pruebas y los argumentos se presenten y evalúen digitalmente, eliminando la necesidad de que las partes involucradas estén presentes al mismo tiempo. De hecho Susskind, mantiene una página web dedicada a seguir la implementación de tribunales virtuales en el mundo.
En cuanto a las recomendaciones de Susskind para la próxima generación de abogados, enfatiza la importancia de adaptarse a estos cambios, destacando que los profesionales que logren combinar habilidades tecnológicas con su conocimiento legal tendrán una ventaja competitiva.
Además, sugiere que las facultades de derecho deben preparar a los estudiantes no solo en el conocimiento tradicional, sino también en las habilidades digitales que serán cruciales para el ejercicio de la profesión en el futuro.
En el Poder Judicial de la República Dominicana, compartimos muchas de estas preocupaciones y esperanzas. En 2023 fueron habilitadas las audiencias virtuales en todos los tribunales de Primera Instancia y Cortes de Apelación, Tribunal Superior Administrativo y Suprema Corte de Justicia de la materia Civil y Comercial. Así mismo, se puso a disposición de los ciudadanos el Rol nacional de Audiencias mediante el cual se puede estar al día de la celebración del 100% de las audiencias celebradas en el país.
Igualmente, la Escuela Nacional de la Judicatura tiene un rol vital a la hora de preparar a los jueces en ejercicio, a los aspirantes y a otros profesionales del derecho para no solo adaptarse, sino ser líderes en la transformación digital de la justicia. Desde ser una de las pioneras del e-learning en nuestro país hasta dar formación concreta para usar el Sistema de Gestión de Casos, la ENJ se ha consolidado como una herramienta imprescindible.
En última instancia, Susskind nos invita a reconsiderar lo que significa ser abogado en el siglo XXI. Según su visión, el futuro del derecho no está en el tribunal tradicional ni en los despachos llenos de libros legales, sino en plataformas tecnológicas que permitan una mayor accesibilidad, reducción de costos y mejora en la eficiencia de los procesos legales.
Esto no solo transformará la forma en que los abogados trabajan, sino que también ampliará el acceso a la justicia para millones de personas que actualmente no pueden permitirse el lujo de litigar.
Susskind es optimista sobre el futuro, pero advierte que los abogados y las instituciones que no se adapten a estos cambios corren el riesgo de volverse obsoletos. Como afirma en sus declaraciones más recientes, el éxito no radica en resistir el cambio, sino en aprovechar las nuevas oportunidades que brinda la tecnología para mejorar tanto la profesión como el sistema judicial en su conjunto.