Esta semana tuve el honor de ser invitado por el doctor Roberto Cassá a participar en una nueva edición de la Feria del Libro de Historia Dominicana, que este años estaba dedicada a la Historia del Derecho.
Este evento nos brinda una oportunidad invaluable para reflexionar sobre la evolución histórica de la justicia y el Derecho en nuestro país.
Con la perspectiva que da la historia, podemos ver que nuestra historia jurídica ha sido un viaje de una justicia con rasgos autoritarios hacia una más democrática, centrada en la dignidad de las personas.
Este avance no habría sido posible sin los aportes de destacados juristas, entre ellos, don Wenceslao Vega, cuyo trabajo ha permitido no solo comprender este proceso, sino también guiar las reformas que continúan hoy en día en nuestro sistema judicial.
El Derecho dominicano fue transformándose con la independencia y la proclamación de la Constitución de 1844, que, junto con la creación de un Tribunal de Casación, contribuyó a la formación de una identidad jurídica propia. A lo largo de las décadas, nuestro sistema ha continuado adaptándose a las necesidades locales y a los cambios políticos, con avances importantes en la modernización del país.
Sin embargo, no todo ha sido un proceso lineal de progreso. La dictadura de Trujillo, por ejemplo, dejó profundas cicatrices en nuestro sistema judicial, con un aparato legal que servía más como herramienta de represión que de justicia. Tras su caída, y especialmente después de la crisis política de 1994, hemos hecho grandes esfuerzos por fortalecer la independencia judicial y proteger los derechos fundamentales de las personas.
Estos esfuerzos culminaron con las reformas judiciales de 1997, que marcaron un antes y un después en nuestra historia jurídica. La creación de la Suprema Corte de Justicia, la modernización del Registro Inmobiliario y la profesionalización de la carrera judicial son algunos de los hitos que nos han permitido avanzar hacia un sistema más transparente y accesible para todos.
En definitiva, Vega, al igual que otros grandes historiadores, nos inspira a seguir trabajando por un sistema de justicia que esté a la altura de las demandas sociales. Como bien lo expresó el filósofo Norberto Bobbio, “la única manera de vivir con otros es el Derecho, el invento civilizador más importante”. Es, en definitiva, a través del Derecho que logramos establecer los límites necesarios para una convivencia más plena y justa.
Democratización del conocimiento jurídico
Otro punto importante que tratamos en la Feria, fue el de la jurisprudencia como un cuerpo de conocimiento susceptible de hacerse más inaccesible o más accesible, dependiendo de las sensibilidades políticas de cada época.
En este sentido creo que también está claro que avanzamos en una clara dirección de apertura y democratización. Empezando por el propio uso del lenguaje, una herramienta fundamental para los juristas, cuya labor se basa en el uso riguroso de la palabra.
Consideramos que la precisión en la redacción de leyes, sentencias y otros documentos legales es fundamental para garantizar una justicia equitativa y accesible. Por ese motivo, en el Poder Judicial, nos hemos integrado al esfuerzo de la Real Academia de la Lengua para compilar términos jurídicos y aportar a la inclusión de un lenguaje claro en los documentos judiciales, lo que impactará en mayor acceso y cercanía. A esto se suma la edición de todos los fallos históricos y la publicación anual del Compendio de jurisprudencia de casación, entre otras iniciativas de divulgación de la jurisprudencia que estamos realizando.
También hemos presentado la Juriteca, que un es una base de consulta de doctrina, jurisprudencia y normativa. Tenemos el objetivo de integrar a este proyecto la “Bibliografía jurídica dominicana”, de la autoría de Frank Moya Pons y Marisol Floren. En conjunto con el Archivo General de la Nación, nos proponemos ampliar este esfuerzo para poner a disposición de la sociedad todos los contenidos jurídicos.
Hoy en día, seguimos trabajando por una justicia que esté al día con las demandas de la sociedad moderna. La transformación digital y la internacionalización del sistema judicial son dos de los retos más importantes que enfrentamos, pero con el esfuerzo conjunto de la academia, los profesionales del Derecho y la sociedad en general, estoy seguro de que seguiremos avanzando hacia un sistema judicial más justo y equitativo.