El pasado 29 de julio tuve la oportunidad de pronunciar las palabras de apertura de la puesta en circulación de dos importantes obras del jurista y hombre de letras don Lupo Hernández Rueda. Acompañado de sus familiares y dignatarios del Derecho Laboral, así como de la comunidad jurídica en general, se produjo un emotivo acto póstumo que honró su trayectoria y puso a disposición de la sociedad dominicana dos de sus aportes bibliográficos.
Comparto las palabras expresadas en ese acto memorable.
Lupo Hernández Rueda, “en las hojas del canto”
“Es natural que el árbol abandone su cuerpo.
Mariposa de tránsito, venturoso existir
de la hebra pura,
el árbol que yo canto es una débil llama,
un alma vegetal que se elabora apenas.”
Es un honor para mí estar aquí y atestiguar la puesta en circulación de estas obras a las que el prestigio les precede. No solo por la ponderación que de las mismas hacen las prologuistas, mi admirada compañera de trabajo, magistrada Nancy Salcedo y la doctora Vielkha Morales Hurtado. El autor, Lupo Hernández Rueda, como la mayor parte de los presentes tiene claro, fue un meritísimo jurista y hombre de letras, ideas y trabajo, que dejó un legado grandioso y admirable para las futuras generaciones.
La memoria personal y el dolor de sus parientes suelen ser obviadas a la hora de ponderar una figura histórica o intelectual. Muchas veces olvidamos que su papel no lo desvincula de la persona, de los afectos y dolientes. El afecto es huérfano de patrias y glorias. Sin embargo, en el autor de las dos obras que hoy se presentan, Lupo Hernández Rueda, se produce un extraño fenómeno. Se confunde el cariño, el agradecimiento y la admiración. El relato, la memoria del titán es la misma que la del buen hombre, el maestro cercano y que, con afán de colmena, asumió la labor de un Derecho del Trabajo fortalecido en la República Dominicana, al tiempo que dejó un legado humano inabarcable con sus poemas.
Hoy conocemos su “Pequeño Manual de Derecho dominicano del Trabajo” y la última edición de su Manual de Derecho del Trabajo. Dos piezas bibliográficas a las que dedicó buena parte de su tiempo en los finales de su vida y que le sobrevivirán durante mucho tiempo.
Los aportes de ambas obras al Derecho laboral dominicano serán valorados en este acto, como en los escritos que anteceden ambas obras. Asimismo, es prudente destacar los aportes a la convivencia por intermedio de la mejora de las relaciones laborales, su estudio profundo y práctico, como el manejo de la doctrina y jurisprudencia de la cual el propio Lupo Hernández Rueda fue precursor y protagonista. Ambos libros son aportes valiosísimos, de gran utilidad práctica y didáctica que enriquecen tanto al espacio laboral como a los tribunales y la academia. Agregando información, parámetros normativos y de interpretación jurídica de utilidad práctica y concisión. Puntos muy aptos para las relaciones laborales del presente.
Un rasgo interesante es que, siendo el punto de llegada de toda una vida y carrera de investigación y trabajo, que comienza en 1950, el gran jus–laboralista actualiza su manual de Derecho del Trabajo cubriendo nuevas necesidades del siempre dinámico mundo laboral.
Doctor y docto, Lupo Hernández Rueda, cuenta con un acervo impresionante en herencia para el estudio de la jurisprudencia y la experiencia. Pionero de la doctrina fundacional del Derecho del Trabajo. Reeditando dos veces su estudio de jurisprudencia laboral. Doctor en Derecho de la Universidad de Santo Domingo. Dirigió la Asociación Dominicana de Derecho del Trabajo y de Seguridad Social, así como la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. En 1983 realizó postgrados en Derecho Laboral Comparado en Italia, Suiza y España. Le ha sido otorgado el título doctor Honoris Causa, por la Universidad Interamericana en 1991, en 1998 por las universidades Central del Este (UCE) y Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y en 2004 por la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA).
Su larga carrera incluye aportes al movimiento sindical, en el que fue prohijador del Frente Unido Pro-Sindicatos Autónomos, director de su periódico y del programa radial “Lo que todo trabajador debe conocer”. Siendo también pieza clave en la negociación legal de varios procesos sindicales críticos de la historia nacional.
Conocí a don Lupo por mi padre, quien era líder sindical y fue autor y promotor del Código de trabajo al que Hernández Rueda se oponía (pues su mirada era más cercana al sector empresarial). Sin embargo, mi papá siempre ponderó su valor y distinguió su estatura como “una expresión internacional del Derecho Laboral”. Estudié con su hijo Carlos Hernández durante todo el bachillerato sin enterarme nunca de que era su hijo.
Recuerdo la notable participación de don Lupo en el Congreso Internacional del Trabajo de 1992, que se celebró en la Asociación de Industrias de la República Dominicana. El evento tiene como triste coincidencia que luego de haber participado en el congreso, Pachón Matos Rivera, quien era jus-laboralista y presidente de la Asociación Dominicana de Ajedrez pereciera en el trágico accidente en las montañas de Puerto Plata, rumbo a Cuba.
El Manual de Derecho del Trabajo de Lupo Hernández fue libro de texto en todas las cátedras de las distintas universidades privadas y públicas del país. Siendo considerada la primera obra doctrinal que ofrece una visión integral del Derecho del Trabajo. Sumado a estas, también su libro Derecho Procesal del Trabajo y el Código de Trabajo Anotado.
En adición a las obras ya citadas, se destacan las siguientes: El Plazo de Desahucio, El Contenido del Salario, Alcance y Fuerza Probante de la Planilla, Fundamentos de la Prescripción Laboral, El Despido, Los conflictos de trabajo y medios de solución, La codificación del derecho de trabajo en Santo Domingo. También, Estudios de derecho de trabajo, volumen I y II. Novedades y tendencias actuales del Derecho de Trabajo y La negociación colectiva en Santo Domingo.
Es necesario mencionar, para honrar a quienes merecen honra, que fue coautor del Código de Trabajo junto al Dr. Rafael Alburquerque y el Dr. Milton Ray Guevara. Dos hombres que son patrimonio vivo del Derecho y la sociedad dominicana.
Fue fundador y miembro de la Asociación Dominicana de Derecho del Trabajo y Seguridad Social. También colaborador permanente del Instituto Latinoamericano de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Academia Iberoamericana de Derecho Laboral, así como otros cónclaves del estudio y promoción del Derecho laboral tanto en el país como en el extranjero.
Otro dato que llama la atención es que, a pesar de haber tenido una larga carrera de servicio público ligado a la temática laboral, en los años noventa declinó el ofrecimiento presidencial de ser nombrado Secretario de Estado de Trabajo.
Erudito y maestro de generaciones, Lupo Hernández Rueda, también fue un gran exponente de la literatura dominicana, con reconocimiento en toda la región. Formó parte de la Generación del 48, de la cual fue historiador. Sus poemas y ensayos le hicieron merecedor de varios reconocimientos. Obtuvo el premio Nacional de Poesía en cinco ocasiones. En 1980 recibió el Premio Nacional de Ensayo por su obra “La generación del 48 en la literatura dominicana”, y en 1998 el Premio Nacional de Literatura. Fue miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua. Fue fundador de la revista` literaria Testimonio y codirigió la colección Silbo Vulnerado. Además de sus obras poéticas publicó dos antologías de poesía dominicana contemporánea.
Maestro grandioso, mecenas, filántropo silente, aportaba a la cultura respaldando a artistas y escritores emergentes, así como a organizaciones sin fines de lucro.
Bienvenidos a este acto en el cual celebramos sus últimas obras de manera póstuma, al tiempo que celebramos su vida con un verso de su poema “Definición del árbol”: “Hay almas que no mueren en las hojas del canto”. Como la suya…
Les deseo a todas y todos mucha salud y justicia.
