Una función de las políticas es hacer las cosas previsibles. Cuando sobre un asunto de interés general existen políticas públicas explícitas y confiables –porque se da por sentado que lo que se ha dispuesto se llevará a cabo– los agentes de la sociedad pueden decidir cómo van a comportarse respecto del tema al que concierne la política pública de que se trate.
Las políticas públicas en materia económica son una dimensión de la gestión de los intereses comunes que permite que los actores económicos, es decir, empresas, empresarios, profesionales, trabajadores y consumidores entre otros, podamos decidir con anticipación nuestras formas de actuar respecto de temas incluidos en ellas. Esto confiere a la dinámica de los intereses materiales o económicos una racionalidad imprescindible, porque permite saber con anticipación cuáles son las reglas de juego y cuáles son los escenarios posibles para determinados temas. De esta forma se pueden elaborar estrategias y planes. Y así funciona en gran medida la dimensión económica de la sociedad.
La estabilidad y confiabilidad son esenciales en una economía moderna, porque de ellas surge la previsibilidad que permite calcular los riesgos y generar las estrategias. Cambiar reglas de juego es posible, pero debe estar justificado en situaciones sobre las que exista cierto grado de consenso.
Necesitamos que la previsibilidad y las reglas de juego estables y de largo plazo se conviertan en elementos fundamentales de la cultura y las prácticas de nuestro país en los aspectos económicos, de modo que podamos generar la experiencia y las capacidades que llevan a la riqueza y la equidad.
Lo que se ha avanzado en la economía dominicana en los últimos años obedece fundamentalmente a estos atributos de estabilidad, confiabilidad y previsibilidad. No dejemos que situaciones de emergencias supuestas o reales destruyan ese patrimonio compartido.
Publicada en Santo Domingo, fecha 21 de julio de 2010, ver Publicación en Perspectiva Ciudadana
