La revolución inevitable, pensando la mudanza judicial junto a Genís Roca

26 de junio de 2025

Por: Henry Molina.

Entre los muchos pensadores que inspiran el proceso de transformación que estamos impulsando en el Poder Judicial de la República Dominicana destaca Genís Roca, uno de los referentes más lúcidos sobre el impacto de lo digital en nuestras sociedades.

Siguiendo su mirada, entendemos que lo digital no es una cuestión de software, sino de cultura. No se trata de usar herramientas nuevas para hacer lo mismo más rápido, sino de imaginar nuevas formas de organizarnos, de colaborar y de servir.

Entendemos además que, aunque apenas estamos en los albores de la era digital, adentrarnos no es una opción, es una revolución ya tan inevitable como lo fue la revolución industrial una vez ideada la máquina de vapor. 

Como dice Roca, incluso las personas más jóvenes hoy día apenas llegarán a conocer los primeros capítulos de este nuevo capítulo de la historia humana. Los que somos algo más mayores somos efectivamente “hijos de la sociedad industrial y padres de la sociedad digital”.  

En 2023, Roca estuvo compartiendo con nosotros sus opiniones en el panel “La Justicia en el Siglo XXI”, organizado por Escuela Nacional de la Judicatura para analizar los beneficios y retos de la digitalización en los sistemas de justicia. 

Al igual que Roca, consideramos la Mudanza Digital Judicial no como una opción sino como una necesidad a la que debemos primero adaptarnos para luego liderar

La pandemia de Covid sin duda fue uno de esos momentos en los que cabe hablar de revolución inevitable, cuando a marchas forzadas debimos no solo aprender lo que es una audiencia virtual o un expediente digital sino aplicarlo con éxito. 

Pero luego viene esa segunda fase, pasado el shock inicial, donde hacemos de la necesidad virtud y de la innovación nuestra nueva práctica diaria. 

Uno de los aprendizajes clave ha sido que no hay revolución sin conflicto. La disrupción genera tensiones, y eso es normal. Lo importante es cómo las gobernamos. 

Por eso hemos apostado por una gobernanza digital deliberada, como señalan autores como Dunleavy y Margetts: no se trata de informatizar lo que ya existe, sino de rediseñar estructuras institucionales con base en nuevas reglas de interacción, trazabilidad y rendición de cuentas.

La gobernanza digital, para ser efectiva, no puede quedarse en la infraestructura tecnológica. Requiere una arquitectura organizativa adaptativa, interoperabilidad real entre actores, toma de decisiones basada en evidencia y, sobre todo, participación

Desde el Poder Judicial hemos construido esa gobernanza paso a paso: con leyes claras, plataformas abiertas, formación continua, y espacios de diálogo con jueces, abogados, usuarios y aliados estratégicos. No se gobierna una revolución desde un escritorio: se gobierna caminando el proceso, corrigiendo en marcha y compartiendo el sentido.

También entendimos que esta transformación es ética antes que técnica. Un tema al que siempre volvemos en este blog es que la digitalización de la justicia no puede poner en riesgo los principios de equidad, transparencia y debido proceso. 

Por eso cada decisión que tomamos en el proceso, desde la firma digital hasta las salas virtuales, está guiada por una brújula de valores: accesibilidad, inclusión, integridad institucional. La tecnología no es neutral: refleja las intenciones y prioridades de quienes la diseñan. Nuestra prioridad ha sido siempre la dignidad de las personas.

El resultado ha sido una comunidad judicial en aprendizaje permanente. Una cultura organizacional que se renueva sin perder su misión.

Los resultados de esta primera etapa son alentadores. En jurisdicciones como La Vega, 72% de las salas están al día. En el edificio de las Cortes del Distrito Nacional, más del 90% de los trámites ya se hacen digitalmente. Y miles de personas, desde ciudadanos, abogadas, jueces, o técnicos, usan diariamente la plataforma Acceso Digital como parte natural de su vínculo con la justicia.

Esta revolución es ética antes que técnica. Es institucional antes que informática. Y sobre todo, es humana. Como dice Roca: esto no va de tecnología, va de cómo vivimos, cómo decidimos y cómo nos organizamos como sociedad.

Sabemos que queda mucho por hacer. Este proceso es inevitable pero no está cerrado: apenas comienza. No podemos permitirnos retroceder, pero si logramos gobernarla y liderarla con propósito, será una revolución al servicio de las personas.

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