Estamos en la ruta de la transformación de la Justicia dominicana. Cada día más personas lo reconocen y se ponen a disposición del avance: ofreciendo ideas, animando el esfuerzo, señalando posibles puntos de mejora, comprendiendo que somos y debemos ser parte de esta tarea compartida. La responsabilidad de abrir la justicia y convertirla en una institución cada vez más integra e integrada, más eficiente y con calidad.
La virtualidad y sus ventajas, que han sido puestas en tela de juicio por lo abrupto de su llegada, a fin de cuentas, beneficia a todos los sectores por igual. Es cierto que es un cambio rotundo, que requiere mayor capacitación, revisión, sopesar el modo en que la tecnología puede acoger principios jurídicos y la armonización del marco legal. No obstante, la pandemia impuso que aceleráramos para permitir una vía de acceso coyuntural, reduciendo el riesgo de contagio a los y las actuantes en justicia. Esta vía es y ha sido una opción para abogados y abogadas que, a falta de condiciones materiales en la totalidad de los tribunales, pueden hacer su trabajo de manera segura.
Hay debilidades, necesidades de mejora, oportunidades para que los tiempos de respuesta sean más acordes a las necesidades de los abogados y abogadas, falta de formación de quienes operan el Servicio Judicial. Elementos operativos y de la funcionalidad que son y deberán ser ajustados en la medida en que avanzamos. Y, precisamente por este motivo, el ensayo-error y el diálogo abierto y constante, deben estar en el centro. Hemos atendido a quejas, reclamos, críticas, opiniones y endosos. Por distintas vías, ciudadanas y ciudadanos, abogadas y abogados, nos han hecho llegar sus opiniones positivas y negativas. Todas están siendo procesadas y resultado de ello, iremos siendo testigos del perfeccionamiento de las distintas herramientas en el trabajo por y ante la justicia.
Cabe mencionar que la construcción de la denominada Visión Justicia 20/24, que marca la planificación de los primeros cinco años de gestión del Poder Judicial, se trata del resultado de una consulta amplia y continua para determinar los aspectos en que el Poder Judicial debía actuar. La ruta de transformación es el resultado del procesamiento, estudio y posterior diseño de políticas a partir de encuentros abiertos, organizados de manera presencial y virtual. Más de 1500 propuestas, casi 600 expectativas de cambios y cerca de 1400 problemáticas, surgieron de mesas abiertas de trabajo con los abogados y abogadas y otros profesionales usuarios de la Justicia.
Tanto en el plano jurisdiccional, como administrativo y territorial, fueron distribuidas en ejes de trabajo más de dos mil inquietudes. Esas consultas presenciales y digitales se realizaron durante largos meses. Al mismo tiempo, se estudiaron e integraron los resultados de la Cumbre Judicial Dominicana y las opiniones expresas por expertos en los medios de comunicación. Las propuestas que contiene Visión Justicia 20/24 para la optimización de la eficiencia y calidad, del acceso y la transparencia, la integridad y rendición de cuentas, son un esfuerzo técnico que acoge e integra el sentir, las expectativas y propuestas, de la gran mayoría de abogados y abogadas.
Es un nuevo idioma el que la pandemia nos ha pedido que aprendamos a hablar sobre la marcha. Requiere que todos y todas debemos asumir una actitud de apertura y comprensión empática. En las últimas semanas hemos estado reuniéndonos con actores clave del sistema: escuchando, comprendiendo y ampliando la perspectiva de nuestras operaciones. Por eso tengo el entusiasmo para decir que estamos en la ruta. Que lo anticipado de nuestra actuación, debido a la pandemia, no debe llamarnos a asumir trincheras, sino a darnos la mano y, hombro con hombro, construir este diseño vivo de gestión judicial. Solo así tendrá sustento la Visión de una Justicia oportuna, capaz de responder a las demandas y requerimientos de sus usuarios y de la sociedad.