El pasado 8 de octubre el Poder Judicial celebró la Audiencia de Juramentación de abogadas y abogados. Esta vez, una ceremonia histórica, dedicada a las juezas y jueces de la Suprema Corte de Justicia designada en 1997. Presidida por el Dr. Jorge A. Subero Isa, dicha Suprema Corte de Justicia fue pionera en aspectos jurídicos y de gestión, constituyendo un referente regional.
La elección de la Suprema Corte de Justicia designada el 3 de agosto de 1997, a través del Consejo Nacional de la Magistratura fruto de la reforma constitucional de 1994, integró a cinco mujeres. Nunca antes una mujer había ocupado un puesto en el alto tribunal. Estas mujeres y hombres demostraron un gran compromiso con el trabajo, la integridad, la inclusión, la organización y la institucionalidad. Llevando adelante un proceso histórico de reforma de las estructuras de la Justicia dominicana, instituyendo el sentido de la Justicia independiente e imparcial en nuestro país.
Junto con el magistrado Subero Isa, componían el pleno el Dr. Rafael Manuel Luciano Pichardo, primer sustituto del Presidente y el Lic. Juan Guilliani Vólquez, segundo sustituto del Presidente; el Dr. Hugo Álvarez Valencia, la Dra. Enilda Reyes Pérez, la Dra. Dulce María Caridad Rodríguez de Goris, la Dra. Eglys Margarita Esmurdoc, el Dr. Julio Genaro Campillo Pérez, el Dr. Julio Ibarra Ríos, el Dr. Julio Aníbal Suárez, el Lic. Víctor José Castellanos, el Dr. Edgar Hernández Mejía, el Dr. Juan Luperón Vásquez, la Dra. Ana Rosa Amalia Bergés, y la Dra. Margarita Tavárez viuda Malagón.
La llamada Primera Ola de Reformas se sustentó en una energía renovadora y un fuerte compromiso que rescató el sentido de la justicia, instituyó la carrera judicial y modernizó y democratizó el músculo jurisdiccional.
Es oportuno reconocer a esas juezas y jueces, así como a los juristas que aportaron a esa reforma. Pues son el primer eslabón de la transformación judicial que hoy potenciamos. Sin ellos, no habría carrera judicial, un pilar de la independencia, en la que toda jueza y juez tiene la misma importancia (no importa si es juez de Paz, de Primera instancia, de Corte o de la Suprema Corte de Justicia). Agradecemos también la noción de administración de justicia abierta, profesionalizada y moderna que incluye la Escuela Nacional de la Judicatura, un modelo de formación especializada, el fortalecimiento de la Defensa Pública, la modernización de la Jurisdicción Inmobiliaria y la implementación del nuevo modelo procesal penal en nuestro país.
En la mencionada Audiencia de juramentación hice un llamado a las nuevas abogadas y abogados que ahora extiendo a toda la comunidad jurídica. Les convoco a renovar bríos y fe en el papel de la justicia, en la posibilidad de su transformación inspirada en la necesidad de legar al futuro inmediato, y a nuestros hijos, una mejor patria. Para ello, necesitamos construir un nuevo referente para la transformación.
Continuemos el trabajo de aquella reforma para lograr una nueva dinámica que permita actualizarnos y poner a las ciudadanas y ciudadanos y sus necesidades en el centro del sistema de justicia. Con su ejemplo vamos a lograr un modelo de juezas y jueces, abogadas y abogados para el porvenir.