Está en nuestras manos

4 de abril de 2020

El pasado 2 de abril las autoridades extendieron por quince días más el periodo de emergencia. La situación sanitaria y su abordaje requiere que nos mantengamos en casa y con ello estamos retando todas nuestras costumbres y paradigmas. La actualidad de cuarentena nos convoca a mirar el entorno desde perspectivas distintas. Y esto puede ser una difícil labor de estiramiento personal. No podemos conformarnos con nuestras costumbres tradicionales, porque esto pone en riesgo lo que tenemos en común y la vida misma. Un gran reto en todos los niveles, pero, sobre todo a nivel emocional. Nuestra salud mental depende mucho de nuestros hábitos.

La Fundación para la Salud Mental difunde un video donde se proponen varias ideas para nuestro cuidado de la psiquis. Es valioso, pues si no estamos en condiciones mentales para sostenernos, se hará más difícil cuidar a nuestros parientes, familiares y compatriotas. Y en el caso de los servidores públicos, esto es central. Por eso hay valores que debemos revisar y adaptar a la nueva realidad. Valores que hoy se vuelven fundamentales para nuestra convivencia.

Por eso, además del cuidado sanitario y las medidas de prevención ante el Covid-19: evitar aglomeraciones, distanciamiento social, quedarse en casa y salir solo para lo necesario, lavarse frecuente las manos. Tenemos otras responsabilidades para con nosotros mismos que desembocan en el resto. Es imposible cuidar sin cuidarnos. 

Por esto es necesario contrarrestar el miedo y sus efectos en el sistema nervioso con hechos. Descartar rumores, sensacionalismo, noticias falsas, especulaciones y posibilidades no dadas, aumenta la ansiedad y podría generar paranoia. Por eso es bueno enterarse solo por vías oficiales, con fuentes fiables como la Organización Mundial de la Salud.

Generar rutinas concretas es muy importante. Generalmente asociamos casa con inactividad o descanso, más allá de las actividades domésticas. Sin embargo, es oportuno acompañar estas actividades y darle estructura a nuestra estancia en casa. Construir la posibilidad de una nueva normalidad, para que la carga del cambio sea menos pesada. Son un gran aporte las rutinas de ejercicio, el consumo de información oficial, la meditación y el cuidado de los afectos. Por esto he estado haciendo llamadas para saber cómo se encuentran los colaboradores, amigos, personas que viven solas y no cuentan con el apoyo directo de otros. Hacer conciencia de las propias emociones, es otra manera de darles mantenimiento. Cuidarnos de que el estado emocional nos saque de nuestro centro es primordial.

La salud mental es tan importante como la física hoy que necesitamos nuevas formas de abordar la realidad, de producir los recursos que nos aportan el sustento para nosotros y nuestros familiares.

Perder el contacto físico con nuestros seres queridos puede generarnos situaciones tristes, depresión incluso. Y esto debemos tenerlo claro, para evitarlo y considerar nuevas maneras de relacionarnos que mantengan nuestra estabilidad. Estemos en contacto, activos, tratando de tener perspectiva y mirar también las cosas positivas en esta difícil situación.

Ignorar la emergencia de la actualidad es imposible y peligroso, pues si algo tenemos que conservar en esta crisis son los valores que nos unen como humanidad, la solidaridad y la calidad de humanos. Los invito a mantener su confianza en la propia capacidad y a seguir impulsando nuestros sueños individuales y compartidos. Vivimos, con todo, una oportunidad para conocernos y reencontrarnos con nuestro centro como personas: nuestros valores e ideas de la sociedad que soñamos.

Volveremos con mayor entusiasmo y ganas de vivir.

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