La movilización en que están convergiendo las organizaciones que desde hace años denuncian la violencia contra la mujer y un incipiente movimiento de hombres que han decidido sumarse a la campaña contra este desgarrante mal social, puede que sea el inicio de un movimiento de mujeres y hombres que se proponga el cambio cultural y moral imprescindible para desterrar este nocivo fenómeno de la sociedad dominicana.
Es un ¡basta ya!, un llamado a no seguir contemplando impasiblemente los feminicidios como una estadística grotesca frente a la que nos sentimos impotentes.
La creación de una cultura que promueva la equidad entre hombres y mujeres y manifieste la repulsa contra toda forma de abuso y violencia de pareja y la sanción moral contra los que ejercen el abuso ha sido reclamada por activistas del movimiento de mujeres. Nos hemos sumado a ese reclamo señalándolo como una de las condiciones para actuar sobre las causas de la violencia contra la mujer, para prevenir y disuadir y no solamente actuar después de que la mujer haya sido victimizada.
Se requiere la convergencia entre el liderazgo femenino de las organizaciones que defienden los derechos de la mujer y ese conjunto de hombres que promueven el millón de firmas contra la violencia hacia la mujer. Hay que hacer un plan, definir unas estrategias de incidencia política y movilización social, de sensibilización y educación de la opinión pública.
Aprendamos de las experiencias recientes de movilización social exitosa y pongamos en la agenda pública la erradicación de la violencia de género. Sólo así avanzaremos hacia un verdadero estado democrático de derechos.
Publicado en Santo Domingo, en fecha 30 de noviembre de 2011, ver publicación Perspectiva Ciudadana
