Nuevamente un estudio internacional señala que las deficiencias de nuestro sistema educativo afectan el desempeño total de nuestra sociedad.
Esta vez el tema es el de la competitividad de nuestra economía. La evaluación realizada por el Foro Económico Mundial para establecer un índice o ranking de competitividad de las economías ha señalado como uno de los déficits más graves el que atañe a la calidad de la educación, aunque también se señala críticamente lo que refiere a la cobertura o matriculación.
Es un postulado generalmente validado el de que la calidad de la educación, por su impacto directo en la formación de capital humano, es determinante en la competitividad de una economía.
Y en el caso dominicano se ha evidenciado que la educación que reciben nuestros niños, niñas y adolescentes no provee ni la disciplina, ni de los hábitos de comprensión y gestión de la información que serían imprescindibles para mantener una inserción competitiva en la economía mundial.
No estamos formando a nuestras jóvenes generaciones para tener una inserción económica exitosa en un entorno económico local y global que es cada vez más exigente.
En la actual coyuntura, en la que se discute la distribución de los fondos públicos para el año próximo, nuestros decisores públicos y los legisladores bien harían en tomar en cuenta este aspecto de la evaluación del Foro Económico Mundial, y comprometer a nuestra sociedad, a nuestro estado, con una mayor asignación para la educación.
Debemos entender que esta no es una cuestión de complacer a un grupo de demandantes, sino un asunto de interés general, de carácter estratégico para el país. Es urgente y es de la mayor importancia.
El momento lo exige: si queremos ser competitivos, si queremos cohesión social, necesitamos mucho más inversión en educación, ya.
Publicado en Santo Domingo, fecha 14 de Septiembre del 2011, ver publicación en artículo de Periódico
