Discurso Juramentación de abogados 24 julio 2019 en honor a Hilda Gautreaux

24 de julio de 2019

Abogadas y abogados,

Su presencia aquí es esperanza, porque en cada una y cada uno de ustedes descansa una nueva oportunidad de mejorar y enaltecer el servicio y fortalecer el Estado de Derecho, de mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables. Hoy les toca jurar servir como abogadas y abogados ante los tribunales de la República. Una difícil encomienda de interpretar y actuar de cara al país en busca de mejorar diariamente la convivencia.

Las 144 nuevas abogadas y los 118 nuevos abogados (262 en total), tienen la gran oportunidad de aportar e impactar de manera positiva en la nación que quieren. En tiempos en que las principales conquistas y libertades se encuentran en tensión, es más necesario que nunca contribuir con la conducta y abonar los valores del bloque de constitucionalidad. Comprender el debido proceso como algo sagrado, porque en este descansa la dignidad humana, el primer y más importante punto de partida.

Abogadas y abogados,

Comprender el Derecho como el sostén de la convivencia pacífica, fortalecerlo junto a la Justicia, constituyen garantías esenciales. El ejercicio de los distintos actores y sectores en la sociedad debe tomar en cuenta la responsabilidad que esto supone. Desde el ciudadano que tiende a comprender su opinión como el llamado de la justicia. Hasta el periodista que tiene una complicada tarea de comprender el Derecho sin estar en este. Es en su labor donde reside el más delicado de los peligros. El equilibrio necesario entre el deber de la información como aporte democrático y la necesidad de preservar el valor de la institución, y su legitimidad, como garantía de los derechos de todos. En nuestras manos está la seguridad del Estado-nación. La convivencia pacífica se sostiene en el respeto al orden y ese respeto depende de la coherencia de nuestras decisiones ante el Derecho y se sustenta en la autoridad de jueces y juezas. También recae en nuestra profesión la defensa de los seres humanos. Nuestro trabajo es espacio para el avance de las prerrogativas conquistadas. Porque los derechos que se sustentan en nuestra profesión son inherentes a las personas, pero son objeto de interpretación judicial en cada decisión jurisdiccional.

La función judicial amerita gran perspectiva para el ejercicio disciplinado y en observancia de la ley y los principios de su consideración. Por eso es necesario también cuidar la función del juez. Comprender el proceso jurídico antes de emitir una opinión que pudiera afectar la independencia. Abstenerse de pedir cosas que no corresponden, renunciar al truco que pone en peligro la independencia de criterio, dar la espalda a las presiones. Las agendas están cargadas del fragor del dia a dia, de los conflictos en caliente. La sociedad necesita de la distancia crítica suficiente en jueces y juezas. Desde esa distancia es posible  ver de manera imparcial y sesuda los conflictos sobre los que les toca decidir. Esa distancia es el marco de la verdadera independencia.

Existe una dimensión humanista de nuestra misión ante el sistema jurídico y mi llamado es a reconocerla y vivirla en la práctica. Es ahí donde nos damos cuenta que trabajar para el Estado no es un privilegio, sino un servicio. Igual que trabajar para el Derecho es también un sacrificio. Que operar ante los tribunales no es una oportunidad tanto como una consagración.

El día de hoy debe ser recordado como un punto de partida para la constante actualización y estudio, el Derecho cambia todos los días. Su trabajo necesita fortalecerse en el conocimiento de las distintas fuentes. Para hacer la acción en justicia un instrumento orgánico… Nuestra misión es cuidar con la conducta y la acción en justicia, la vida humana y la propiedad.

Quiero aprovechar para honrar a la abogada Hilda Gautreaux, a quien dedicamos esta juramentación de abogadas y abogados. Agradecemos a sus parientes, que hoy nos honran con su presencia.

Hilda Gautreaux murió joven. Pero su valentía para la lucha por la libertad y la justicia la mantuvo firme y activa denunciando abusos, combatiendo, curando heridos de guerra, localizando y defendiendo sindicalistas, presos políticos y exiliados. Su foto recorrió el mundo cargando en mula el cuerpo de una víctima del crimen de Estado. Su trabajo fue muy valioso asesorando legalmente a la resistencia tanto nacional como internacional. Los dirigentes sindicales contaban con su defensa gratuita, al igual que los activistas revolucionarios. Su compromiso con la lucha por la libertad y la democracia la convierten en una referente del Derecho dominicano. Honrarla con nuestro ejercicio, para que nunca los intereses se antepongan a los valores y normas que sostienen y dan sentido a la República.

Señoras y señores,

En nombre y representación de la Suprema Corte de Justicia, les declaro legalmente investidos como abogadas y abogados. ¡Muchas felicidades y que tengan el mayor de los éxitos en la profesión!

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