Abogadas y abogados,
Bienvenidas y bienvenidos. Estamos en la Sala Augusta de la Suprema Corte de Justicia. Hoy vienen por primera vez en calidad de abogadas/os de la República y quiero aprovechar para hablarles de futuro. Un futuro que cada vez parece más incierto y que no obstante debemos ver con entusiasmo, con más compromiso. Quiero hablarles de la dimensión social de la carrera que han escogido. De la gran tarea que tiene por delante quien va a servir en justicia. Un honor que se sostiene en la práctica jurídica, en el ejercicio en valores, el estudio, el conocimiento y el sacrificio diario por mejorar el Derecho y luchar por la Justicia y el Estado de Derecho. En ese honor reside el sentido superior de la Justicia: la posibilidad estatal de proteger bienes y vidas.
En el ejercicio de la carrera que comienza para ustedes hay grandes retos. En lo adelante tendrán que asumir el compromiso firme de cuidar el Derecho, los principios que lo soportan, conocer a fondo la razón jurídica y las fuentes del Derecho. Una consagración que dignifica y, en la suma de sus tareas, hace andar los países y la convivencia. Tener fe en la Justicia y el valor de las leyes requiere de un profundo compromiso con la causa fundamental: la convivencia pacífica, la libertad, la dignidad de las personas y la seguridad del colectivo. Y esa, abogadas y abogados, es motivación suficiente.
El modo en que la expansión de los mercados económicos viene desarrollándose plantea retos que deben movernos a evolucionar, más que a temer. Y el sostén de las libertades públicas y la calidad democrática en las naciones depende en gran parte de los abogados y abogadas. Es el Derecho el sostén de las instituciones. Los principios y normas jurídicas consagradas en el bloque de constitucionalidad son garantía de que, al aplicarlos bien, se proteja a las personas. Ante esto, la democratización del conocimiento jurídico es esencial, pero sobre todo, la mejora continua de sus mecanismos.
Hoy, día en que celebramos un nuevo aniversario de la primera Constitución de la República, es un buen día para exaltar su valor y elevar su importancia. El carácter de su mandato es una suerte de motor de la racionalidad que sostiene las relaciones estatales, sociales y culturales en derechos. Es la hora de abrazar y difundir, con el Derecho y las reglas en la mano, las conquistas democráticas que han logrado nuestros ancestros para nuestro disfrute y protección. Y hacer avanzar cada vez más, para que no puedan ser excluidas de los nuevos modelos de intercambio social, las prerrogativas, los derechos, las libertades que tanto han costado. Es hora de trabajar por la Justicia.
Abogadas y abogados,
Elijan siempre el respeto a las decisiones, respeto a la honorabilidad de los tribunales. El sistema de justicia, los jueces y juezas y servidores que le componen, trabajan para mejorar los servicios y asegurar convertir al Poder Judicial en un modelo de justicia para la región.
Les invito a hacerse parte todos los días de quienes empujan para la evolución del Derecho y la Justicia. A vivir la pasión por el trabajo, su trabajo, que hará un mejor país, si hacemos lo que está en nuestras manos para lograrlo.
Abogadas y abogados, damas y caballeros,
A ustedes corresponde ahora, en los tribunales, ganar o perder la batalla por la verdad y la justicia, por la democracia y su garante: el Estado de Derecho.
Honrar honra. Y valorar la trayectoria de hombres y mujeres en este escenario busca rescatar sus aportes, ponerlos en la mesa. Ponderar su camino y sus huellas para que las nuevas generaciones puedan rescatar ganancias para el país. El Derecho requiere los cuidados delicados del estudio como cultivo. Y como ejemplo ilustrador de que es posible mejorarlo, dedicamos esta juramentación de abogados a la Dra. Adalgisa Santana Marcano.Una mujer dedicada al Derecho de familia, a la protección de los Niños, niñas y adolescentes, la igualdad de género. Una mujer de leyes que empujó el Derecho como sostén altruista de la construcción social. Una mujer honesta y con capacidad sobrada que la puso al servicio del Poder judicial. Aprovechamos el momento, para agradecer a sus familiares que nos acompañan hoy.
El país cuenta con ustedes, con su capacidad de ponerlo primero. De ser humildes y consagrados a honrar la grandeza de la República Dominicana. Con la confianza en el trabajo bien hecho y la constancia al hacerlo, República Dominicana sabrá recompensarles.
En nombre y representación de la Suprema Corte de Justicia, les declaro legalmente investidos como abogados y abogadas. ¡Muchas felicidades y que tengan el mayor de los éxitos en su profesión!
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