Con la celebración del Día Nacional de los Derechos de la Niñez, este 29 de septiembre, se hace propicio abordar la importancia de ese segmento de la población. Es oportuno, además, visualizar y promover políticas públicas dirigidas a la protección de nuestros niños, niñas y adolescentes.
La Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 nos llama a garantizar los derechos enmarcados (salud, educación, protección, igualdad, identidad y nacionalidad; libertad de expresión, seguridad social, esparcimiento, recreación y actividades culturales y acceso a una información adecuada). República Dominicana se adhirió en 1991, atendiendo a esos compromisos de manera formal.
Desde el ámbito judicial estamos comprometidos con la niñez y adolescencia dominicana, a través de los proyectos y programas que se llevan a cabo en la Dirección de Familia, Niñez, Adolescencia y Género del Poder Judicial, enfocada en la garantía de derechos, protección de los NNA y acceso a la justicia de esta población. Sin embargo, el trabajo de esta dirección requiere profundizar y hacer más integrales los proyectos, poniendo en resguardo un sector que por distintas razones debe ser considerado como vulnerable.
Justamente, el acceso a la justicia de sectores más indefensos es uno de los ejes fundamentales del Plan Estratégico Institucional del Poder Judicial, Visión Justicia 20/24, que en la actualidad nos convoca. En la primera etapa de consultas públicas para conocer problemáticas, expectativas y propuestas de mejora, la problemática de NNA ha sido patente.
Sabemos que no todos los niños, niñas y adolescentes dominicanos tienen las mismas oportunidades para la construcción de un presente y un futuro promisorio. Por eso, cuando vemos chicos y chicas empoderados, esforzándose por dar lo mejor de sí en la escuela, los deportes, el arte o el estudio de cualquier disciplina, nos sentimos esperanzados y a la vez retados para poner todo nuestro empeño y lograr que las oportunidades algún día lleguen a todos.
Fue el caso que vivimos el pasado mes de agosto, cuando recibí la visita en la Suprema Corte de Justicia de un grupo de estudiantes dominicanos residentes en España, ganadores de la XI Edición del Premio al Mérito Escolar, destacados por sus calificaciones y buen comportamiento cívico. En este agradable encuentro, tuvimos la oportunidad de conversar con estos chicos que estuvieron acompañados por el doctor Olivo Rodríguez Huertas, Embajador de la República Dominicana ante el Reino de España.
El interés y entusiasmo mostrado por estos menores sobre las funciones de la justicia, las impresiones de su país y las ganas de crecer y cada día ser más, nos llena de compromiso. Es esperanzador ver estos estudiantes llenos de juventud, de vida, de ilusiones y sobre todo de entusiasmo, dispuestos a dar de sí para que el país de sus padres pueda ver frutos de su esfuerzo.
Nos queda a nosotros los adultos, como parte de la responsabilidad que tenemos, el creer en ellos, impulsar sus iniciativas, aupar su creatividad y modelar para ellos los valores idóneos para lograr vencer los límites.
La esperanza no se ha perdido. La vi reflejada en esos ojos ávidos de conocimiento, en esas mentes brillantes y hambrientas por conectar con la magia del saber. Palpé sus ilusiones y también sus dudas.
La visita de esos estudiantes meritorios fue una inyección de vitalidad para mí. Su presencia me confirmó que el más mínimo paso que demos por hacer lo correcto, por fortalecer los pilares de la democracia, el Estado de Derecho e impulsar las reformas que requiere la Justicia, no será en vano. A ellos, en representación de todos los niños y jóvenes dominicanos dentro y fuera del país, le debemos eso y mucho más. Por eso continuaremos trabajando contra los pronósticos agoreros, para erigir la dignidad institucional que merece el futuro que es de ellos y ellas.
