Cuidar y respetar la función judicial

7 de septiembre de 2019

Trabajar y actuar para mejorar el Derecho es una tarea diaria. Los jueces, auxiliares y servidores de la Justicia debemos garantizar el acceso a ésta, rompiendo las barreras de la desprotección; no desmayar cuando se trata de preservar el debido proceso y la independencia judicial y, sobre todo, modelar los principios éticos que rigen nuestro comportamiento.

Para brindar un servicio de calidad, de acuerdo a las necesidades de los usuarios y usuarias del sistema, se hace necesario ver esas premisas como una ruta hacia la Justicia, como un testimonio de fe, como una consagración que nos llevará a mejorar la convivencia.

En el pasado he mencionado la necesidad de cuidar y respetar la función judicial. Es importante sostener la investidura y sus símbolos, así como el compromiso de su misión con hechos, con la observancia meticulosa de los mecanismos y los procesos.

En ese sentido, quiero hacer un llamado a los jueces y a las juezas, pues la labor de la justicia, la labor del Derecho, es ante todo una perspectiva frente a la vida, un compromiso y una valoración de la sociedad de nuestro rol transformador.

El Poder Judicial y los auxiliares de la justicia debemos poner ante todas las cosas la observancia de nuestro modo de vida. Esto conlleva también cuidar a las víctimas para que no sean revictimizadas, o peor aún, que la integridad personal de ese ser humano pueda estar en riesgo. Pero también, cuidarse sobre todo de las ambiciones propias, que no sirven para generar más valor del que extraen.

El Poder Judicial en particular y la comunidad jurídica en general, tienen como objetivo y mandato dirimir conflictos y aplicar la ley. Por eso, cada día que pasa es una oportunidad que tenemos para hacer más por ese rol que desempeñamos, ese apostolado y esa labor social que es servir en justicia reconociendo el verdadero valor de las personas.

Hago un llamado y una exhortación a los miembros de la judicatura, a comprendernos sujetos de primer orden ante las convenciones, derechos, usos y fuentes específicas del trabajo por la Justicia. Cada aporte y cada mano que se una por el fortalecimiento de la Justicia, significa mucho, significa futuro y esperanza.

Recientemente, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia reconoció durante un acto de juramentación de abogados y abogadas, al doctor Manuel Descorides Bergés Chupani, expresidente de esa alta corte (1982-1986), por su larga trayectoria en la carrera judicial, su ética y disciplina.

Bergés Chupani, cuyo ejemplo y legado debe guiarnos, inició como juez de Paz. En su recorrido por diversas instancias del Poder Judicial no tuvo ningún tipo de señalamiento ético, disciplinario o penal, lo que le hace un digno merecedor de ser honrado y admirado por las presentes y futuras generaciones.

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