La sociedad dominicana requiere de una transformación dirigida a fomentar el desarrollo humano de las personas. Para que esto sea posible necesitamos crear una plataforma de democratización activa que promueva dicho desarrollo, así como el incremento de opciones, responsabilidad y libertad. Propongo la creación de un verdadero régimen de derecho y de una gestión pública basada en el paradigma de derechos humanos y en la rendición de cuentas por la responsabilidad contraída.
Y por que no comenzar por nosotros mismos?. Los que hemos tenido la oportunidad de lograr más años de escolaridad, a veces duplicando el promedio nacional. Los que tenemos acceso pleno o en gran medida a las tecnologías de comunicación e información. Los que hacemos uso privilegiado de fuentes de información y conocimiento. Los que hemos tenido la ventaja comparativa de ser entrenados en el ejercicio de criterio. Los que podemos, actualmente. Comprometámonos seriamente para que la gente pueda.
Propongo una plataforma que permita crear un impactante movimiento de transformación cultural, social, económica y política.
Todo esto es posible si nos unimos y ponemos de nuestra parte para proponer los temas centrales de debate, que de hecho ya están ahí y en muchos de ellos estamos involucrados. Vamos a compartir información y puntos de vista a enriquecer y enriquecernos. Hagamos redes de establecimiento de criterios y estándares, de discusión y formación de opinión con todos los que se sientan concernidos por las motivaciones de esta plataforma.
Constituyamos este movimiento de opinión, de cultura, de información y conocimiento que en principio se constituya entre nosotros, los que ahora podemos hacerlo, pero que tenga entre sus compromisos programáticos extenderse hacia el resto de la sociedad y cómo hacerlo desde ya.
Pensemos la plataforma como un conjunto de foros, redes, medios de información y discusión sobre cómo se hacen las cosas y cómo deberían hacerse. Primero entre nosotros, pero colocando como una de las prioridades involucrar a la gente en general y cómo hacerlo desde ya.
Propongo que desde su surgimiento la plataforma ciudadana para que la gente pueda declare su intención política, porque todo lo que he escrito en este lugar, hasta ahora es política, pero esta intención política no se agotará en expresiones simbólicas y emblemáticas –si bien hará de este tipo de expresiones una de sus manifestaciones de nueva cultura— como tampoco se agotará en la difusión de propuestas ni la presión sobre las autoridades. No. La plataforma, si quiere que realmente la gente pueda, tiene que concebir desde ahora cómo influirá para que actuales autoridades electas y designadas sean removidas de sus cargos si es que se concluye que no representan adecuadamente los intereses generales. La plataforma debe elaborar un repertorio de formas de influir en las decisiones en proceso, en curso. Y debe concebir cómo apoyará a candidatos a puestos de representación y de decisión, cómo hará que su influencia se multiplique y fructifique en efectivas cuotas de decisión.
Si hasta este punto se podría dudar acerca de la naturaleza de esta plataforma ciudadana y se le podría atribuir la de pretender ser un movimiento político más, con lo que explico a continuación se excluyen los límites y características de los paradigmas partidarios tradicionales.
En la plataforma podrá participar las personas que coincidan con las propuestas, intenciones y modos de actuación. Es más, desde los inicios de esta modalidad de acción creemos que hay que llegar hasta e integrar en ella a diputados, síndicos, regidores, senadores, militantes, técnicos y funcionarios, y miembros de partidos, en el poder o no. Que sean parte de los procesos de discusión, de debate, de formación de cultura política nueva. Porque las actitudes y condiciones para ser parte de un movimiento de transformación no excluyen a nadie que quiera y pueda asumir tal transformación.
Entre los que actualmente podemos, hay de todo tipo de personas. Es en el proceso de creación de cultura política innovadora y en las formas que irán surgiendo de sus dinámicas donde se decantará a quién apoya la plataforma y a quién no.
Comencemos por establecer un site en internet, un blog, unos foros. Establezcamos redes de creación de consensos y disensos a través de twitter y otras herramientas de microblogging, repositorios de documentos y materiales para formar criterios. Hagamos discusiones ordenadas y con vocación de llegar a síntesis y uso de facebook y otras herramientas para redes online. Integremos todo esto con redes de grupos de discusión, de actividades culturales, simbólicas.
Ya hay mucho de esto avanzado. Existen redes interpersonales utilizando todas estas herramientas. Muchos de nosotros somos parte de una u otra modalidad de actuar y de proponer y promover ideas. Pero no hemos convergido todavía. La plataforma ciudadana será precisamente esa convergencia. Un esfuerzo de síntesis y de que saquemos conclusiones que nos lleven a compromisos de acción y a acciones enmarcadas por su finalidad y por las circunstancias.
Una convergencia desde las modalidades de creación de cultura hasta las modalidades de actuación.
Desde los “social media”, los foros, los repositorios de información, los blogs y medios digitales, los canales de vídeo online, utilizando la “política por internet” y por los mensajes desde teléfonos celulares o móviles. Creando diversas nuevas formas y lugares de encuentro digital y presencial para debatir y consensuar sobre qué promover y cómo, sobre qué hacer en una coyuntura dada, iremos configurando –desde la libertad de acción de cada uno y respetando las singularidades de espacios ya existentes y de formas de expresión ya constituidas—la nueva cultura política necesaria.
Si tenemos que reconocer que es imprescindible hacer acopio y convergencia de esfuerzos que han surgido antes y de la alianza y encuentro con personas y entidades que ya están actuando, en cierta forma, en el mismo sentido que proponemos y que de lo que se trata es de una convergencia de propósitos con nuevos métodos y procedimientos, también tenemos que advertirnos que surgirán –que así sea—otras modalidades y formas de actuar y de intentar influir.
Mi propuesta es que mantengamos un perfil abierto, un modo de proceder abierto a que tengamos que aprender de otros y unirnos a otros. Se trata de buscar confluencia para hacer un cauce cada vez más fuerte: aprendamos de los ríos y de la naturaleza en la que las fuerzas y la dinámica natural determina lo que ocurrirá cuando dos cauces convergen en una misma pendiente.
Mantengamos la apertura de una red policéntrica, lo más laxa posible en cuanto a las tensiones imprescindibles para mantener la convergencia de propósitos. Sobre esto tenemos todo por aprender, puesto que la disciplina que estudia las redes y la complejidad es un área de conocimiento en desarrollo.
De mi parte voy a comenzar la popuesta invitando a otros a que hagamos un esfuerzo común, el que es necesario para que los dominicanos y dominicanas podamos avanzar hacia el bienestar y la democracia, hacia la inserción con identidad propia, con denominación de origen, en un mundo global y complejo que no porque homogenice tendencias centrales en la comunicación, la economía, la sociedad y la cultura, niega la potencia y la posibilidad de que nuestros acordes pasen a formar una parte distintiva de un concierto universal.
Artículos relacionados:
- Politica 2.0 para que la gente pueda actuar
- Hackear la política
- Desarrollo Humano: Cuestión de Poder