El pasado domingo 23 de febrero la justicia dominicana dio un paso trascendental con la inauguración del plan de apertura de la Ciudad Judicial de Santo Domingo Este.
Este complejo no es solo una moderna infraestructura, sino el reflejo de un compromiso firme con la accesibilidad, la eficiencia y la transparencia en el servicio de justicia. Albergará las sedes del Poder Judicial, el Ministerio Público y la Defensa Pública, garantizando un sistema más ágil y centrado en las personas.
Este proyecto es el resultado de años de trabajo de servidores judiciales, magistrados y autoridades que han apostado por la transformación del sistema. Su concreción ha sido posible gracias a la visión de Estado del presidente Luis Abinader y del ministro de Obras Públicas, Deligne Ascención, quienes han entendido la urgencia de mejorar las condiciones judiciales en esta provincia.
El impacto de esta obra es profundo. Santo Domingo pasará de tener la infraestructura judicial más precaria del país a contar con una de las mejores de Centroamérica y el Caribe. Este nuevo espacio no solo dignifica el trabajo de jueces y servidores judiciales, sino que también transforma la experiencia de cada ciudadano que acuda en busca de justicia. Se eliminará la mora judicial, las salas de audiencias precarias y el hacinamiento, asegurando condiciones óptimas para la impartición de justicia.
En poco tiempo quedará atrás la era de los furgones, de mas audiencias celebradas en salas poco iluminadas y con un calor sofocante, donde testigos y víctimas (a veces imputados) esperan horas, por una justicia que parecería siempre al borde del colapso. Será el fin, también, de los detenidos que llegan en condiciones inhumanas y luego son hacinados en celdas improvisadas, donde el olor de la desesperanza es más fuerte que el de ma humedad. Se acerca el fin de policias judiciales intentando imponer orden en el desorden, mientras los familiares lloran en los pasillos de la impotencia, víctimas también de la burocracia.
Es justo reconocer el legado de magistrados como Jorge A. Subero Isa y Mariano Germán Mejía, quienes impulsaron la modernización del Poder Judicial, así como el incansable esfuerzo de Olga Herrera Carbuccia y Yadira de Moya, que dedicaron su carrera a fortalecer el servicio judicial en la provincia. Sus aportes han sido fundamentales para que hoy esta Ciudad Judicial sea una realidad.
Más allá de la infraestructura, esta Ciudad Judicial simboliza una nueva cultura de servicio. Se convertirá en un espacio de integración para la comunidad, con un entorno seguro y saludable. Además, marcará un precedente en la digitalización de los procesos judiciales, ofreciendo un servicio sin papeles y un centro de atención para la formación de usuarios en el acceso digital a la justicia.
Este esfuerzo es parte de una visión integral que se extenderá a otras demarcaciones, como Santo Domingo Oeste, Villa Mella, el Distrito Nacional y Santiago. No es un hecho aislado, sino un compromiso con la modernización del sistema judicial dominicano.
Con la apertura de esta Ciudad Judicial, reafirmamos que el acceso a la justicia no debe ser un privilegio, sino un derecho garantizado. Que este nuevo espacio sea un símbolo de confianza, imparcialidad y eficiencia, consolidando la justicia como pilar de nuestra democracia.