Ceremonia inaugural de la XXII Cumbre Judicial Iberoamericana 

14 de mayo de 2025

Excelentísimo señor Luis Rodolfo Abinader Corona, presidente de la República; Excelentísima señora  Raquel Peña, vicepresidenta de la República. Honorable señor Ricardo De los Santos, presidente del Senado; honorable señor Alfredo Pacheco Osoria, presidente de la Cámara de Diputados; honorable magistrado Napoleón Estévez Lavandier, presidente del Tribunal Constitucional; honorable magistrada Nancy Salcedo, jueza de la Suprema Corte de Justicia; honorable señor Omar Fernández, senador del Distrito Nacional; honorable señor Tobías Crespo, diputado del Distrito Nacional. Todos ellos integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura, órgano que avala la independencia y la institucionalidad democrática de nuestro Estado constitucional. 

Honorables presidentas y presidentes de Cortes Supremas y Consejos de la Judicatura de Iberoamérica. Honorable Lord Reed, barón de Allermuir, presidente de la Corte Suprema del Reino Unido. Ministra Elena Martínez, en representación de la secretaria permanente de la Cumbre Judicial Iberoamericana, Honorable Andrés Allamand, secretario general Iberoamericano. 

 
Miembros del cuerpo diplomático y organismos internacionales acreditados en el país, honorables magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana, honorables jueces de las altas cortes que hoy nos acompañan. Autoridades locales. 

Juezas, jueces y servidores judiciales.   

Un saludo especial a mi esposa Paola Roa, quien me acompaña en esta ocasión tan significativa. Su compañía y apoyo constante son fundamentales en este camino. 

Distinguidas invitadas e invitados especiales, miembros de la prensa. 

Señoras y señores:  

Muy buenas noches a todas y todos,  

Nos honra profundamente dar la bienvenida, en suelo dominicano, a la XXII (vigésimo segunda) edición de la Asamblea Plenaria de la Cumbre Judicial Iberoamericana. Este encuentro representa un acto de compromiso colectivo con la justicia, la cooperación y los valores democráticos que compartimos como región.  

Esta edición de la Cumbre Judicial Iberoamericana refleja el corazón de nuestra transformación institucional: “Justicia al día para garantizar la dignidad de las personas”. Se trata de una dirección clara, que articula los tres grandes ejes que orientan nuestras reflexiones: una justicia eficiente y oportuna; un acceso pleno para todas y todos; y una transparencia que fortalezca la legitimidad institucional.  

Las Supremas Cortes de Justicia no son únicamente la cúspide del sistema judicial; son guardianes del Estado de Derecho. Instituciones de referencia, cuya labor diaria debe fortalecer la confianza de la ciudadanía. De su integridad, de su valentía y de su capacidad de modernización depende, en gran medida, la estabilidad democrática de nuestras naciones. Algo que, en los tiempos convulsos que vivimos, nadie puede dar por supuesto.  

Los desafíos que enfrentamos en Iberoamérica son comunes y urgentes. Persisten problemas estructurales como el retardo judicial, la desconfianza ciudadana, las brechas en el acceso a la justicia, y la presión constante sobre la independencia judicial. A estos se suman fenómenos más recientes: la digitalización acelerada, la proliferación de la desinformación, y el uso de los medios digitales y la inteligencia artificial con fines que pueden tanto democratizar como excluir y estigmatizar.   

En esta edición de la Cumbre hemos trabajado proyectos que proponen soluciones concretas, para una justicia más oportuna, eficiente, más accesible y transparente. Pondremos al servicio de todos declaraciones, políticas, guías transformadoras y mecanismos de cooperación en beneficio de la justicia iberoamericana.    

Igualmente, en estos días de encuentro, tendremos la oportunidad de dialogar sobre temas de interés común. Si algo hemos aprendido en este tiempo es que la justicia no puede transformarse de espaldas a la sociedad. Y tampoco puede hacerlo sola. Enfrentar los desafíos del siglo XXI exige una comunidad judicial activa, dialogante y articulada.    

Las Cortes Supremas, más allá de sus fronteras nacionales, deben actuar como aliadas estratégicas. Cooperar no es una opción, es una obligación frente al compromiso que tenemos con nuestras democracias. Intercambiar conocimientos, armonizar estándares, compartir buenas prácticas y acompañarnos en nuestras reformas no solo fortalece nuestras instituciones, sino que genera una fuerza regional capaz de marcar la diferencia en el acceso a la justicia y la garantía efectiva de los derechos.  

De ahí que esta Cumbre sea también una comunidad de trabajo conjunto, donde el aprendizaje mutuo y la voluntad de caminar unidos genera beneficios en los sistemas judiciales de los países que la integran. 

Señoras y señores,  

Hoy iniciamos un momento clave para el futuro de nuestros sistemas judiciales. Tenemos el honor de representar instituciones esenciales para la democracia y la paz social en nuestros países. Pero con ese honor viene una responsabilidad ineludible: escuchar con apertura, transformar con valentía y rendir cuentas con transparencia.  

Durante estas jornadas de trabajo intenso y colaborativo, tendremos la oportunidad de compartir avances, identificar desafíos comunes y proyectar soluciones concretas. No se trata solo de intercambiar experiencias: se trata de construir acuerdos, trazar rutas compartidas y dar pasos reales hacia una justicia más cercana, eficiente y digna para nuestras sociedades.  

El compromiso con la justicia que nos reúne aquí no es únicamente técnico ni administrativo. Es un compromiso profundamente humano, ético y político, en el mejor sentido de la palabra. Nos exige actuar ya, con visión de futuro, pero también con respuestas inmediatas para los desafíos que enfrentan nuestras comunidades. 

El mundo vive tiempos inciertos. Las libertades públicas y el Estado de Derecho vuelven a enfrentar amenazas y riesgos que parecían superados. Sin embargo, tengo fe en que los estados constitucionales resistirán en su misión de proteger los derechos de las personas. 

Con esperanza, con decisión, con el ejemplo de nuestras mejores juezas y jueces, y con la fuerza de nuestras instituciones y nuestros pueblos iberoamericanos, hagamos de esta Cumbre un punto de inflexión. Que sea el inicio de una etapa de mayor cooperación, mayor innovación y mayor impacto real en la vida de las personas.  

Construyamos juntos una justicia que proteja derechos e inspire confianza. Construyamos juntos una justicia al día, que garantice la dignidad de las personas. 

Muchas gracias.  

  

  

  

  

  

  

  

  

  

  

  

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