Los nuevos aspirantes a jueces y defensores

12 de enero de 2009

Henry Molina durante su discurso el 12 de Enero de 2009 en la ENJ Hoy día 12 de enero del 2009 estamos recibiendo, en Escuela Nacional de la Judicatura, a los aspirantes a  jueces de paz y defensores públicos del nuevo ciclo (1-2009). Para ellos y nuestro equipo de trabajo  se inicia un proceso muy serio de vida, un proceso de formación profesional, un proceso de evolución y crecimiento personal, un proceso  que se fundamenta en el amor; y como éste, es paciente, servicial,  tolerante,  preocupado por comprender y  aprender.

El amor es respetuoso,  franco, sencillo y complejo a la vez, pero este proceso,  también como el amor, es un proceso muy claro y lleno de verdad, porque brota con emoción desde el fondo de nuestros corazones, desde nuestros anhelos, deseos y sueños, porque nace de la profunda convicción de que sólo a través de este proceso, podremos comprender bien, identificarnos  más y estar cada vez más cerca, cada vez más fuerte, para emprender unidos sin vacilaciones, sin desconfianza, sin temores, un camino responsable y comprometido.

Es un camino difícil, áspero y lleno de dificultades,  un camino que requiere que vayamos solos y a pie, con nuestra mochila llena de dones como la templanza,  la fortaleza,  el ingenio, la prudencia y sobre todo con un gran espíritu de Justicia que permita a nuestro pueblo hacer realidad su mayor anhelo, que no es otro, que vivir en un país donde alcanzar la Justicia deje de ser un simple proceso social para convertirse entre nosotros en una cultura de vida.

Todos los dominicanos tenemos derecho a vivir en un país donde la justicia sea el sustento de la Aspirantes a Juez de Paz del grupo 1-2009libertad y de la democracia. Derecho a tener la oportunidad de vivir una vida digna, sin temores ni amenazas, donde se respeten los Derechos Humanos de cada dominicana y dominicano. Un país donde las Instituciones sean el reflejo fiel de las personas honestas, responsables, trabajadoras, serviciales y comprometidas que en ellas trabajan, convirtiéndose así en instrumentos para el servicio del Bien Común y la Justicia Social.

Los dominicanos tenemos que sentir el orgullo de ser dominicanos, pero para que eso ocurra es necesario que cada día que pase, a todos se nos respeten y garanticen nuestros derechos fundamentales y, por lo tanto podamos tener asegurada la alimentación balanceada que necesitamos para levantarnos como un pueblo saludable y productivo, ell techo que nos cobije y resguarde y se constituya en el espacio natural para el asentamiento de la familia como institución primaria de formación de generaciones futuras, a un sistema de salud preventiva y curativa que nos redunde en una mejor calidad de vida, a la educación en todos sus niveles académicos que nos permita crecer, formarnos y ser más, a un Sistema de Justicia que nos procure protección y seguridad jurídica, que en resumidas cuenta constituyen la base del desarrollo social y generan confianza en nosotros.

Y todo esto permitirá que podamos sentir que somos dignos seres humanos, habitantes de esta isla que tienen el derecho de vivir, como decimos nosotros: "En el país que vive Dios" el país que clama porque aprendamos a amarlo, y hagamos vida en la República Dominicana en verdad y con justicia. Tenemos el derecho irrefutable a sentir que podemos vivir felices y en paz, porque tenemos la seguridad plena que la Justicia se encuentra en manos de personas que hacen de ella mucho más que un simple proceso, para transformarla en un recurso parte de nuestras vidas.

Hoy estamos en un lugar que es especial, por ser el oasis de los sueños que se hacen realidad, la Escuela Nacional de la Judicatura, se caracteriza por ser un espacio para el diálogo, el debate y decisión personal de pertenecer a una comunidad de vida, sentimientos y espíritu que se hace concreto en el servicio a los demás, con una profunda vocación de servicio. Estamos en un espacio que amerita nuestro mejor esfuerzo, dedicación, responsabilidad y honestidad. Estamos en el espacio en el que un anhelo se hace realidad, tanto así que ya que se nos identifica como el lugar de donde los Jueces y Defensores Públicos que han sido formados en nuestro seno y egresados a lo largo de estos diez años de formación continua, son considerados como servidores  de la justicia modelos, conscientes del rol que deben desempeñar en nuestra sociedad.

Aspirantes a Defensor Público del grupo 1-2009Somos una organización dominicana que ha demostrado que se puede crear una institución pública de clase mundial. Pero, a pesar de todo lo que hemos avanzado, el pueblo dominicano sigue teniendo el anhelo de vivir en un país donde se respeten las leyes y las instituciones. Por esta razón, no podemos estar conformes ni satisfechos con la justicia que tenemos hoy. Queremos una mejor justicia para nuestros hijos y para nosotros mismos. Queremos un país donde se respete la institucionalidad y donde nada ni nadie esté por encima de la Constitución ni de las leyes.

Por esta razón requerimos personas que estén insatisfechas con lo que hemos logrado, inconformes, que deseen con pasión continuar tratando de hacer realidad el sueño de justicia que anhelan los dominicanos. Debemos mantener una Escuela Nacional de la Judicatura que vaya contra la corriente, donde sus egresados sean reconocidos en la sociedad por ser más honestos, más responsables, más trabajadores, dignos ejemplos de ciudadanía, que con su ejemplo personal puedan contribuir a cambiar a sus familias, a su pueblo y a su país. Parafraseando a Albert  Einstein, el ejemplo no es una forma de enseñar, es la única forma de enseñar, y esa ha sido uno de los pilares de nuestra escuela, sus directivos, sus docentes, sus colaboradores y de esta manera lo han mostrado al país y fuera de él quienes ya no hacen vida en esta Escuela.

Estimados Aspirantes, sus vidas a partir de hoy deben nutrirse con la obsesión que se encontrará cruzada por pulsaciones intensas y múltiples, que los llevarán a soñar, querer y desear graduarse en la Escuela Nacional de la Judicatura. Y en el momento en que crean que están llegando deben ir más lejos todavía,  volar hacia el sol a riesgo de quedarse sin alas como Icaro la bien conocida figura mitológica griega. Querer el todo y querer más.

El llegar a ser Juez o Defensor es un DESEO, UN SUEÑO que ha de transformarse de golpe en realidad,  esos anhelos, esos sueños que han bullido bajo su piel a lo largo de su existencia y hoy empiezan con la Gracia de Dios a materializarse. Esta vez no se conformará  con una realidad efímera, han decidido zambullirse en un torbellino permanente, palpitante, transformador e inagotable que los llevará a alcanzar la meta que vinieron a buscar. Pero sólo la alcanzarán si se conocen a si mismos para poder superar sus limitaciones, si tienen la dedicación y el esfuerzo imprescindibles para adaptarse a una realidad que cada día será requerirá lo mejor de ustedes, si viven en este ambiente con amor y una actitud positiva y, sobre todo si se fortalecen a ustedes mismo y se hacen puentes para el fortalecimiento de los demás con el deseo y la aspiración de querer llegar.  Solo así llegarán a ser jueces y defensores egresados de la Escuela Nacional de la Judicatura de la República Dominicana.

Vivimos un escenario nuevo y  sin precedentes para las elecciones individuales de vida, y que presenta  una serie de  retos antes nunca vistos. Como dice Zygmut Bauman, cito:

"estamos pasando  de la fase sólida de la modernidad a la líquida, es decir a una condición en que  las formas sociales, las estructuras  que limitan  las elecciones  individuales, las instituciones que salvaguardan la continuidad de los hábitos, los modelos de comportamientos aceptables, ya no pueden, ni esperan que se pueda mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se disponga del tiempo necesario  para asumirlas, y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado."

Vivimos la separación inminente entre el poder y la política, y la justicia lo siente más porque ambos se sienten amenazados; por eso proclaman para servir a sus intereses, la no conformidad con la normas, prefieren una flexibilidad, sin compromisos, lealtades institucionales y principios morales. Vivimos la crisis de una ética que nos reta para transformar diariamente estos desafíos que tenemos por delante.

La historia no es parte del ayer, se hace presente en cada momento de nuestras vidas.  En el discurso pronunciado por Manuel Aurelio Tavárez Justo "Manolo" Justo en el acto de celebrado por el 14 de Junio en el Parque Colón, de Santo Domingo el 16 de septiembre de 1961, decía, y cito textualmente:

"Nuestra Constitución ha sido cambiada innumerables veces, para satisfacer las aspiraciones egoístas del individuo o del partido en poder, jamás ha sido enmendada en interés del pueblo en general. En vez de ser respetada como la carta sagrada de las libertades del pueblo, la Constitución dominicana ha sido considerada como fuente legítima de ventajas para el partido, para el hombre en el poder; de ahí que haya sido modificada a intervalos tan frecuentes y sin la debida reflexión y consideración, sino solamente para satisfacer los deseos de la convivencia de aquellos que la propusieron o impusieron." Este país necesita, requiere, demanda que el proyecto país consagrado en la Constitución no sea el botín de guerra del partido que gane las elecciones. Si no un Proyecto país de todos y cada uno de las dominicanas y dominicanos que soñamos con una República Dominicana para quienes en ella vivimos.

El 14 de febrero de 1968 mi papá Luis Henry Molina Peña me escribió unas palabras que me han acompañado a lo largo de mi vida, primero a partir del ejemplo, porque él mismo las vivió y después me las enseñó; y segundo como una oración de cabecera a lo largo de todos mi días, y hoy quiero compartirla con ustedes que inician una nueva vida:

"A  mi hijo Henry: Con el deseo sincero de que su vida sea una antorcha de luz, que ilumine el camino que conduce a la justicia y la verdad. Que su existencia sea para servir a quienes lo necesiten; y que la humildad y sencillez, sean signos que guíen su vida. Que pensando en Dios, nunca espere recompensa, y que no olvide que a veces los mismos que aplauden critican; que por el contrario su vida sea de servicios a la humanidad oprimida, olvidando el lucro personal. Que el egoísmo y el individualismo nunca encuentren lugar en su vida, y que por el contrario luche por el bien común, y en contra de los que oprimen al hambriento y necesitados, para proporcionar a todos, la existencia comunitaria, que se basa en justicia social con libertad."

Bienvenidos a la Escuela Nacional de la Judicatura,  sean felices, han llegado a un lugar donde soñamos y hacemos los sueños realidad con esfuerzo, dedicación, paciencia, trabajo y sobre todas las cosas desde el amor creador y comprometido con la República Dominicana.

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Lic. Juan Leonardo Cabrera

la franqueza es la virtud que debe vivir en cada ser humano, todo lo descrito precedentemente nos anima a continuar, daré este paso en certamen y con Dios espero no me falte la razón, la prudencia, el respeto,pero sobre todo el convencimiento de apostar a que la justicia cada día este por encima de las convicciones mal intencionadas de quienes llegan y se van.